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Entrevista

Magdalena Rigo Lliteres: "Dejarlo habría sido aceptar que las mujeres no servíamos para bomberos"

"Jamás hubiera podido ser administrativo, yo tenía metido dentro el gen de la aventura"

"Los siniestros con víctimas son muy duros, sobre todo si hay gente joven o niños".

-¿Cuándo empezo a ejercer de bombero?

-Fue en febrero de 1981. En 1979, siendo alcalde de Palma Ramón Aguiló, se permitió a las mujeres por primera vez acceder a las plaza de bombero que convocaba el Ayuntamiento.

-¿Cómo definiría la profesión?

-Un bombero es un solucionador de problemas, cada vez que llegas a un lugar nunca encuentras lo mismo, nunca son las mismas circunstancias y siempre tienes que improvisar mucho, reaccionar rápido y saber aplicar lo que has aprendido en la formación.

-¿Cómo tomó la decisión?

-Por aquel entonces tenía 18 años y pensaba que podría hacer lo que yo quisiera. Era joven y estaba bien fisicamente, había terminado de estudiar y veníamos de una crisis, la del 75, que había sido muy dura también y la gente buscaba trabajo, más o menos como ahora. Tener una plaza de funcionario estaba muy bien, pero yo tenía metido dentro el gen de la aventura, jamás hubiera podido ser un administrativo y decidí presentarme para bombero.

-¿Cómo eran las pruebas de acceso entonces?

-Había tres, las primeras eran las físicas, que si no aprobabas no te permitía continuar. Las segundas eran un test psicotécnico y las terceras eran culturales. Para mi las más difíciles eran las físicas, estuve preparándomelas como medio año por libre.

-¿En aquella época le fue fácil ser bombera, en femenino?

-No no, fue un poco complicado porque no estaban acostumbrados a que las mujeres entraran allí dentro, ni las mujeres tampoco lo estábamos para presentarnos a estas oposiciones. Fue complicado porque tuve que hacerlo por libre y sola.

-¿Como se sentía trabajando en una profesión que hasta aquellos días estaba reservada solo a hombres?

-¡No fue fácil!. Para mi había dos factores, uno fue aprender la profesión día a día, año a año, y otra la integración, que en aquellos tiempos fue complicada. En principio siempre se fijaban más en lo que yo hacía que en mis compañeros; entonces tenías que estar siempre controlando y no podías fallar nunca. Recuerdo que una vez a la llegada de un servicio, le dijeron a mis compañeros "¿Y para esto os lleváis a Magdalena?, venga, venga que se quede aquí".

Magdalena Rigo en su época de bombera.

-¿Pero en general la trataron bien?

-La mayoría muy bien, pero había quien no acababa de entenderlo y no me facilitaba el que yo siguiera trabajando allí. Nada más llegar a un lugar donde siempre había sido coto de hombres, me encontré con comentarios machistas e incluso me hacían hacer la comida, limpiar la mesa y los baños. Hay que decir que esto fue al principio y que con el paso del tiempo las cosas fueron cambiando.

-¿Pensó en dejarlo?

-Después de padecer este tipo de comentarios, me sabía mal; ademas no podías quejarte... pero me gustaba lo que hacía y después de reflexionar y calmarme volvía a trabajar en el próximo turno. Si lo hubiera dejado por un comentario, habría sido como rendirse y aceptar que las mujeres no servíamos para aquello, Pero yo para eso soy muy testaruda

-¿Qué ha sido lo más difícil de ser mujer bombero?

-Primero la integración, lo segundo acostumbrarte a ver ciertos tipos de servicios. Los siniestros con víctimas son muy duros, sobre todo si hay gente joven o niños. Otro momento durísimo para mi fue mi prejubilación, tener que dejarlo a causa de un accidente. Fue difícil porque a mi me gustaba mucho mi profesión.

-¿Cómo fue?

-Era un tres de enero y acudíamos a sofocar un incendio que se había producido en una de las casetas del mercadillo de Navidad de la plaza mayor de Palma. Cuando salíamos de la Gran Vía Asima, en el polígono de Son Castelló donde teníamos el parque, se nos cruzó otro vehículo. Nosotros íbamos llenos de toneladas de agua y ya algo lanzados, así que al colisionar, volcamos y yo quedé con una pierna atrapada bajo el camión, con una herida de gravedad que me impidió seguir desempeñando mi profesión en el futuro.

-¿Qué es lo que más ha cambiado en su profesión estos años?

-Hubo una cosa que cambió mucho nuestro trabajo, que fue cuando entró en funcionamiento el 061. Hasta que no empezaron a trabajar estos equipos médicos, nosotros teníamos que enfrentarnos a situaciones delicadas desde el punto de vista sanitario. Éramos los primeros en llegar y tenías que actuar a veces en casos graves, con los únicos conocimiento de los cursillos que nos impartían y que eran mínimos. La llegada de este servicio médico nos quitó un gran peso de encima.

-¿Cuándo se enteró que era la primera mujer bombero de toda Europa?

-La verdad es que no lo sabía. Sí sabía que fui la primera mujer bombero de España, pero de Europa me enteré porque me lo dijeron en un programa.

-¿Recuerda su primer incendio?

-Sí, estábamos acabando el cursillo y nos faltaba muy poco para ser bomberos, así que íbamos a una academia que impartía clase en el mismo parque, cuando en aquel momento avisaron de un incendio en la murada de Palma y un compañero y yo pedimos permiso para ir y nos autorizaron. Ese fue mi primer servicio.

-¿Destacaría alguna anécdota?

-Un día estando de guardia, no paraba de llamar una pareja de personas mayores porque tenían una rata en su cocina. Llamaron tantas veces que el jefe nos dijo que nos pasáramos por su domicilio para ver que pasaba ante tanta insistencia. Al llegar nos encontramos con una ejemplar bastante grande de roedor donde lo único que pudimos hacer fue abrir la puerta de la calle y correr detrás de ella hasta que salió de la casa.

-¿Ha habido algún momento en que haya pensado de esta no salgo?

-Sí, un día apagábamos un incendio en un sótano, había mucho humo y me falló el equipo de respiración, en ese momento pensé que no llegaría a salir... no llegaba a la puerta y para más desgracia, la de acceso, que era eléctrica, se rompió y no se abría. Gracias a la pericia y rapidez de los compañeros desde la calle que lograron abrir, logre salir, junto a otros tres bomberos que habíamos quedado encerrados.

-¿En sus veinticinco años de trabajo coincidió alguna vez con otra mujer bombero?

-Con los años coincidí con otra compañera, pero no en el trabajo porque no tuvimos nunca el mismo turno, a pesar que me hubiera gustado que trabajáramos juntas.

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