Joan Monjo Estelrich fue elegido ayer a mediodía nuevo alcalde de Santa Margalida con los nueve votos necesarios del equipo de gobierno formado por PP y Convergència-El Pi en un pleno extraordinario en el que no faltaron duras críticas entre el nuevo alcalde y la coalición progresista Suma pel Canvi, socios en la pasada legislatura. Monjo aseguró que su pacto con el PP, partido "casi hermano" con el suyo, "no tiene fecha de caducidad" y avisó a los representantes de la formación izquierdista que no volvería a pactar con ellos en un futuro. "Me lo pensaré mucho a la hora de volver a apoyaros, y ya sabéis la respuesta", apuntó.

Por su parte, los cinco ediles de Suma pel Canvi, partido más votado en las elecciones de 2015, apoyaron a su propia candidata, la socialista Beatriu Gamundí, que será la portavoz del grupo en el segundo tramo de la legislatura, mientras que los tres representantes de Can Picafort Unit (CPU) optaron por la abstención, tal y como habían anunciado hace unos días para cortar las especulaciones que apuntaban a un posible apoyo a Monjo.

En una sala repleta de público a pesar de ser una mañana laborable, el portavoz de CPU, Nofre Plomer, inició la ronda de intervenciones dando la enhorabuena a Monjo y deseando que "sea el alcalde de todos, también de quienes no le han votado". Por su parte, el exalcalde Martí Torres (PP), que dimitió del cargo el lunes, destacó la "estabilidad" lograda por un "equipo unido" y definió a Monjo como un "político experimentado" que "será el alcalde de todos con la misma dedicación y empuje que ya ha demostrado en este perimer año y medio de legislatura".

Suma critica el pacto

Bea Gamundí, de Suma pel Canvi, pronunció un discurso muy crítico con el actual pacto de centroderecha, a quienes acusó de interesarse solo por la "silla" y de poner el Ayuntamiento "a disposición de los cuatro que lo gobiernan como si fuese suyo".

Gamundí se refirio a las negociaciones que Monjo inició hace unas semanas con CPU para lograr su apoyo, indicativas de que "el pacto no funciona bien, y más cuando el nuevo acuerdo se negocia a espaldas del PP, lo que quiere decir que no hay confianza entre los dos partidos". También preguntó si el exalcalde Torres será delegado de Can Picafort (cargo que, de momento, conserva Monjo) "o si el PP continuará perdiendo peso político y reducido a la mínima expresión".

La candidata socialista recordó las "descalificaciones" que PP y Convergència-El Pi se dedicaron mutuamente en campaña. Concluyó criticando la "parálisis" del equipo de gobierno, al que acusó de "desmantelar" los Servicios Sociales y los Educativos y de tener intención de "privatizar el servicio de agua en la Vila".

Monjo, en su primera intervención como alcalde, no se mordió la lengua a la hora de contestar a Gamundí, a cuyo grupo acusó de "manipular en las redes sociales" y de "mentir" en relación a la situación del pacto. Insinuó que un edil de Suma intentó convencer a una concejala convergente crítica con Monjo para que no le votase en la investidura. El nuevo alcalde añadió que tanto Gamundí como Antoni Reus "son los primeros que han abandonado el pueblo para tener sillas en Palma, con sueldos muy superiores a los nuestros", en referencia a la condición de directora general de Relaciones con el Parlament de Gamundí y de diputado de Més de Reus.

El nuevo alcalde calificó de "vergonzoso" el discurso de Gamundí y recordó que en la pasada legislatura Suma gobernó el Ayuntamiento gracias a su apoyo. "Me tendríais que dar las gracias", espetó. También vinculó la pérdida de votos de Suma en las pasadas elecciones a la desconexión de la izquierda con el pueblo. "Habéis abandonado Santa Margalida y no os enteráis de cómo funciona el pacto local", recriminó.

Monjo negó que ofreciese la ansiada delegación de Can Picafort a CPU a cambio del apoyo del partido 'picaforter' a su investidura e instó al portavoz de esta formación a confirmarlo en público. Nofre Plomer aseguró que no existió tal oferta, a lo que Monjo replicó, dirigiéndose a Suma pel Canvi, que "solo os dedicáis a intoxicar a la gente".