El monasterio de las monjas concepcionistas de clausura echó ayer el candado después de 433 años de presencia de esta congregación en la localidad de Sineu. La reciente muerte de la madre abadesa, que dejó el convento con solo dos religiosas (una de ellas de avanzada edad), ha precipitado la clausura del monasterio que ocupa las dependencias del antiguo palacio real de Jaume II desde el año 1583, cuando el Rey Felipe II cedió el edificio a las monjas concepcionistas, que a lo largo de los siglos han ido adaptando el antiguo complejo palaciego a las necesidades conventuales.

Las religiosas supervivientes ya han sido destinadas a otros centros religiosos. Sor Anunciació, de 87 años, partía ayer mismo hacia un monasterio de Zaragoza después de haber residido 64 años en el cenobio 'sineuer', mientras que la otra religiosa, que apenas llevaba tres meses en Sineu, ha sido destinada al monasterio concepcionista de Maó, al igual que la monja que había sustituido recientemente a Sor Trinidad, la abadesa fallecida el pasado 7 de octubre.

La marcha definitiva de las monjas concepcionistas ha provocado un gran impacto en Sineu a pesar de que en los últimos años ya se especulaba con esta posibilidad debido a la edad avanzada de las monjas de clausura. Ayer por la mañana, las campanas de la parroquia tocaron media hora en señal de agradecimiento a la labor de las religiosas.

Además, el cierre del convento provoca incertidumbre sobre el futuro inmediato de este edificio histórico que, según las crónicas, había levantado el Rei en Jaume II en el año 1309 sobre las piedras del edificio precedente de origen musulmán.

Los historiadores coinciden en que el complejo, que tiene categoría de Bien de Interés Cultural (BIC), todavía esconde muchas sorpresas debido a que no se han ejecutado catas arqueológicas en profundidad. Un ejemplo: todavía se desconoce dónde estaba situado el 'celler' original.

Futuro incierto

En este sentido, el rector de Sineu, Guillem Feliu, expresó ayer su "preocupación" por el "silencio sepulcral" del Obispado de Mallorca con respecto a sus intenciones sobre el futuro del antiguo monasterio concepcionista. "Ni siquiera sé quien tiene las llaves", añadió el capellán.

Feliu explicó que su deseo sería que el obispado permitiera a la parroquia de Sineu y a los residentes en general "hacer uso" de las instalaciones monacales y expresó su temor a un posible cierre 'sine die' del antiguo palacio o, peor aún, a una venta a terceros. "De momento no sabemos nada, y eso que cada día me preguntan por la calle qué pasará con el convento", apunta Feliu.

Por ahora, el cierre del espacio religioso alterará algunas actividades que se desarrollaban en el locutorio del convento como el reparto de comida por parte de Cáritas a los más necesitados. Tampoco se sabe aún de dónde saldrán las hostias consagradas que se dan en comunión a los enfermos, ya que se elaboraban en el cenobio 'sineuer'. "Estas actividades no quedarán suspendidas, pero todavía no sabemos dónde se llevarán a cabo", concluyó el rector.