Este año se deberá observar muy bien, por parte del comprador, que producto adquiere pues, según denuncia Miquel Gual, presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Oliva de Mallorca, "hay mucha picaresca en la venta. Hay vendedores que no dudan en importar oliva marroquí o aragonesa y venderla como mallorquina. No digo que sea mala, pero no es igual, ni es la mallorquina".

Gual sostiene que "si de verdad se quiere estar seguro que se adquiere oliva mallorquina, el comprador debe buscar la etiqueta de la Denominación de Origen". El presidente explica que además "los productos de la DO incluyen un número, una matrícula, que sirve para determinar la trazabilidad de lo que se compra. Si un cliente ha adquirido un tarro de olivas y quiere estar seguro, con ese número puede acudir al Consejo Regulador y sabrá, no sólo con certeza que son aceitunas de Mallorca, sino que además podrá saber de qué finca provienen y el nombre del payés".

La oliva mallorquina es muy apreciada en la mesa y, por ese motivo, su precio es casi el doble que el de otras variedades.

La Denominación de Origen Protegida Oliva de Mallorca ampara tres presentaciones: verde, verde partida y negra natural. Son olivas de mesa de la variedad autóctona Mallorquina, fermentadas parcialmente en salmuera. Además, la oliva verde partida se aliña con hinojo y guinilla, y la oliva negra natural se aliña con Aceite de Mallorca DOP. El grado de maduración de la oliva permite diferenciar la oliva verde y la oliva negra.