La pequeña talla hecha en madera en el siglo XV de la Mare de Déu del Roser volvió a subir ayer desde la iglesia del Covent hasta la ermita de Manacor, tras 55 largo años de ausencia de peregrinación. Tras ella, que recorrió los aproximadamente cinco kilómetros de trayecto custodiada por el rector Andreu Genovart y el vicario de la Orden de los Dominicos de España, Juan Carlos Cordero, un grupo de más de un centenar de fieles ascendieron hasta el Puig de santa Llúcia.

"El objetivo principal es volver a recuperar s'Ermita (que precisamente porta el nombre de la Virgen) para un uso religioso, social y cultural", explicaba ayer por la mañana Antoni Oliver, presidente de la Associació Cultural de Sant Domingo, quien se ha puesto al frente de la iniciativa. Un acto que se espera sea anual "cada primer domingo de octubre" y que es el cauce para evitar más décadas de abandono de la ermita.

Tras la misa celebrada al aire libre en la explanada frente al oratorio, se procedió a la bendición del espacio, la adoración a la imagen, una comida y ball de bot.