Dos millares de jóvenes se congregaron ayer en Binissalem para participar en la breve pero intensa batalla de racimos de uva que tuvo lugar en un solar cercano al polideportivo municipal. Disfrutaron del jolgorio, del derroche y del exceso de lanzarse comida en una mañana soleada en la que la ropa acabó a jirones o, cuando menos, de un visible morado.

Un año más, la 'gran batalla de raïm' se convirtió en uno de los actos más participativos de las fiestas des Vermar de la localidad vinícola.

En el campo de batalla esperaban diez toneladas de uva y 'rapa', que es el resto de la uva tras ser prensada . La organización de la guerra de uvas, que corre a cargo del Ayuntamiento y la asociación juvenil 'Joves des trui', siguió con su iniciativa de reducir la cantidad de racimos de uva enteros para no desperdiciar tanta fruta en tiempos en los que hay quien pasa necesidad.

A las doce tuvo lugar la concentración en la puerta del Ayuntamiento donde, un año más se dio la salida tras el humorístico pregón. En esta ocasión fue muy irónico con la propuesta inicial de la comisión de la Vermada que recomendaba suprimir este acto, aunque, evidentemente, no lo fue.

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Una vez finalizada la guerra, los 'binissalemers' se prepararon para otro de los platos fuertes de las fiestas des Vermar: el 'dinar dels trepitjadors' en la plaza de la Iglesia. El menú, como no podía ser de otra forma, fue a base de 'fideus de vermar' y vino, mucho vino. Más tarde llegó la verbena.