Sóller ha dado el primer paso para mejorar la calidad de sus cítricos. El objetivo que se busca es conseguir que las naranjas y limones que se cultivan en Sóller obtengan una Indicación Geográfica de Calidad (IGC) con la que conseguir un producto diferenciado del resto de frutas que se comercializan en el mercado.

La iniciativa la promueve la cooperativa agrícola Sant Bartomeu, una entidad que se ha propuesto modernizar el parque de cítricos que hay en los huertos de Sóller. Miquel Gual, el presidente de la entidad agraria, es el promotor de la iniciativa y asegura que los naranjos de Sóller "tienen de media una edad que superan los 40 años, algo que resta producción y calidad al producto final". Por ello pondrá al alcance de los agricultores 'sollerics' mil árboles completamente gratuitos para renovar las plantaciones de cítricos, en una iniciativa que prevé repetir en años sucesivos con el fin de rejuvenecer la edad de los naranjos.

Contra el abandono

El proyecto ha sido aprobado por los socios de la cooperativa de Sóller. Al frente de él estará un técnico fitosanitario que ya ha sido contratado para implantarlo y hacer su seguimiento. La finalidad que perseguirá es el de mejorar la cantidad y la calidad de los cítricos que se recogen de los huertos de Sóller, y con ello poner fin a unas producciones decrecientes y al progresivo abandono de los huertos por ser económicamente poco rentables.

Con la calidad en proceso de mejora, la cooperativa prevé crear unas sinergias que sirvan para diferenciar el producto final con otros del mismo tipo que se comercializan en los mercados de abastos de toda la isla.

Para ello, la figura elegida es la indicación geográfica protegida con la que quieren lanzar la marca 'Taronges de Sóller'.

Intrusismo

Miquel Gual recuerda que actualmente se pueden ver en los mercados cítricos etiquetados con esta marca "cuando en realidad no están ni tan siquiera cultivados en el valle".

La marca quiere acabar con ese intrusismo, al igual que ya se hiciera en su momento con el aceite que se produce en la Serra de Tramuntana, que actualmente ya posee una denominación de origen que ha servido tanto para mejorar la calidad como el precio final que se paga por este producto agroalimentario.

Y con este mismo objetivo final que ya es una realidad en el aceite, la cooperativa quiere que el distintivo de calidad de las naranjas de Sóller "repercutan en una mejora del precio que se paga a los productores por sus cítricos", explica Miquel Gual.

Así, los agricultores que ya se han adherido al programa auspiciado por la cooperativa agraria tendrán a partir del próximo año un sobreprecio del veinte por ciento en el valor final del producto.

Se trata de una oferta muy tentadora a la que a día de hoy ya se han acogido la mitad de los payeses que se dedican a cultivar cítricos para colocarlos en el mercado.

Un control exhaustivo

El proyecto destinado a la recuperación de los huertos de naranjos de Sóller incluye también la realización de un seguimiento exhaustivo a los árboles frutales y su salud.

Para alcanzaar este objetivo de control, el técnico que ha sido contratado para la ocasión se encargará de realizar el seguimiento de las podas, el control de las plagas, el labrado o las fumigaciones periódicas a las que se someterán los árboles acogidos al plan ideado por la citada cooperativa local.