Un ciudadano llamado Bengt Lave Martensson Svensson ha decidido donar al pueblo de Pollença dos antiguos cañones de bronce que, según los técnicos especializados que han sido consultados para valorar la donación, tienen un valor "excepcional" y un "gran interés histórico". A pesar de las dificultades para datar con exactitud la antigüedad de las dos piezas bélicas, se estima que fueron fabricadas entre los siglos XVI y XVIII.
Según el informe técnico elaborado por el historiador y bibliotecario 'pollencí' Pere Salas, los cañones "son de procedencia incierta", aunque el donante asegura que recibió las piezas de unos buceadores hace ahora 50 años con el objetivo de decorar el hotel Eolo. El anterior propietario añadió que los cañones habían sido encontrados en la bahía de Sant Vicenç de Pollença.
Los cañones, que actualmente se custodian en una nave industrial del polígono de Son Castelló de Palma, podrían pasar a engrosar el patrimonio que se exhibe en el Museu de Pollença, tal y como se recomienda en el citado informe técnico. Una vez instalados en el museo, "en el lugar y la forma que sus técnicos consideren más adecuados", las piezas podrían ser objeto de un estudio más profundo y científico.
Detalles técnicos
El informe elaborado por Salas explica que se trata de dos cañones de bronce del tipo 'falconet'. A pesar de que las piezas corresponderían al tipo de cañones llamados 'pedreros', el historiador destaca que lanzaban bolaños de hierro y en ocasiones se cargaban con balas de mosquete con el objetivo de infringir más daño a los barcos enemigos y causar más víctimas entre la tripulación.
Los cañones 'falconet' solían estar colocados directamente sobre la borda de los barcos y no sobre los soportes de madera que los sostienen actualmente. Por este motivo, el autor del informe técnico aconseja que, si finalmente se exhiben en el Museu, los soportes de madera deberían retirarse para recrear con más exactitud el pasado de los cañones.
Como es lógico, las piezas rescatadas del fondo submarino se han deteriorado con el paso del tiempo. Así, ya no incluyen las llamadas 'raberas', una prolongación de la culata. Salas cree que estas podrían haberse roto o desintegrado en el fondo marino si eran de madera, como era habitual. Por contra, las piezas disponen al menos de una 'alcuza', un importante elemento que formaba parte de la recámara donde se comprimía la carga de pólvora.
Por todo ello, el informe concluye que las piezas son de "gran interés" para el Ayuntamiento.
