El pueblo de los melones, Vilafranca, vivió ayer la XXIII Fira del Meló. La plaza Tomeu Penya fue, al mediodía, escenario de la entrega de premios a los ganadores de los típicos concursos de Meló més gros (més feixuc) y Meló de Qualitat. Si en 2015 se batió el récord histórico y recogieron el premio Francesc Morlà y Salvador Sansó, gracias a un ejemplar que en la balanza marcó 21,640 kilos, ayer los triunfadores fueron Sebastià Jaume y Bernat Andreu, con un fruto que pesó 19,040.

Consultados por este diario, los vencedores admitieron que el secreto para obtener melones tan pesados es "mucho trabajo". Según ellos, "básicamente es la raza en sí", y la dificultad radica en "controlar bien la planta, que no se muera".

Cabe apuntar que sólo se presentaron tres cultivadores locales, sumándose trece melones.

En el apartado del melón de calidad ganó Ramon Garí. En este concurso el jurado tuvo que degustar más de veinte frutos.

Por otro lado, de la feria también comentar el fuerte calor, el protagonismo de los quintos, la promoción de la próxima Fira de teatre infantil i juvenil de les Illes Balears, el digital www.marsoc.cat (también presente en Facebook y Twitter), la Comunidad Cristiana de Vilafranca, Projecte Home, Club Reis i Dames (ajedrez), animales, maquinaria, artesanía, gastronomía, etc. Evidentemente, la degustación gratuita de tajadas de melón fue de nuevo un éxito.

Poca presencia política

No faltaron autoridades locales, encabezadas por el alcalde Montserrat Rosselló (Partit per al Poble). La ausencia (por no invitación) de altos cargos del Consell y Govern fue, un año más, controvertida. Muchos vecinos creen que la tradicional feria debería lucir respeto y apertura institucional para no perder su realce.