Los árboles que se sembraron en el paseo de es Born y en otros lugares del centro de Binissalem deberán ser replantados pues la mayoría de ellos han muerto. Según fuentes de la oposición municipal, quedan unos 45 árboles.

Se trata de ficus benjamina que se plantaron en unos grandes tiestos, construidos a base de viejas botas de vino.

Víctor Martí, portavoz de Unió per Binissalem (en la oposición) lamenta que "se haya producido la muerte de los arbustos por lo que consideramos que es un mantenimiento deficiente de los mismos". El edil agrega que "la operación costó en su día aproximadamente 6.000 euros y es lamentable que una inversión como ésta se pierda por no cuidar las plantas".

Martí protesta por lo que "es una mala imagen para el pueblo y encima es un doble gasto".

Por su parte, el alcalde, Jeroni Salom, explica que "los árboles han muerto por una afección puesto que los operarios municipales los han regado casi cada semana. A pesar de ello se les ve secos y ello nos lleva a suponer que padecen alguna afección patógena". Martí insiste en que "hoy (ayer para el lector), además han vertido hormigón en algunos parterres por lo que al crecer los árboles lo reventarán".

Salom disiente sobre el coste de la replantación: "Cuando se instalaron por primera vez costó más porque también se incluyeron las jardineras. Ahora supondrá como mucho unos 400 euros"