Calvià hace valer ante el resto de grandes municipios de la isla su poderío demográfico y turístico. Cuando se habla en estos parámetros, el término de Ponent, el único de la part forana que supera los 50.000 habitantes (casi tantos como plazas hoteleras), es imbatible. Su presupuesto municipal es multimillonario; sus infraestructuras deportivas municipales, incomparables, y sus ingresos tributarios, cuantiosos.
Las grandes estadísticas, sin embargo, no sirven para analizar valores incuantificables. Valores como la influencia del municipio en la gestión de la Comunidad. En este sentido, cabe hacerse la siguiente pregunta: ¿el número de políticos calvianers en el Govern y el Consell es proporcional al peso demográfico de este municipio? Parece evidente que no, si se mira el listado de diputados, consellers y directores generales.
Calvià tiene también motivos de envidia cuando mira a las capitales del Raiguer y del Llevant, Inca y Manacor, respectivamente. A diferencia de estos municipios, no dispone de unos juzgados propios, y eso que es una reivindicación histórica de Calvià que no ha experimentado ningún avance en los últimos años.
El término de referencia de Ponent tampoco cuenta por ejemplo con una estación de Inspección Técnica de Vehículos (ITV), como sí tienen Inca y Manacor.
Otro valor intangible, que no miden las estadísticas, es el de su tradicional autoridad en materia de innovación turística, que, poco a poco, se va recuperando después de los escándalos de Magaluf y los esfuerzos de reconversión.
