Alfonso Rodríguez Badal ha tenido un agosto de todo menos plácido. Este mes, ha debido afrontar una crisis de gobierno, con la renuncia de uno de sus tenientes de alcalde de Sí Se Puede, y ha visto cómo en Costa de la Calma se producía un mortal ajuste de cuentas mafioso.
-¿Ser alcalde era lo que se esperaba?
-Desde luego, ser alcalde es tan estimulante como esperaba. Calvià requiere una intensidad brutal y estoy encantado de poderme dedicar a ello.
-¿Se ha encontrado con algún sorpresa desagradable debajo de las alfombras del Ayuntamiento?
-Lo cierto es que no. Es verdad que en el pleno del pasado julio decidimos realizar auditorías a áreas y contratos públicos, y serán ellas las que hablen. Eso sí, el Ayuntamiento nos lo encontramos muy parado, poco acostumbrado a rendir como debería. La sensación que tengo es que llevaba años en dique seco y ahora vamos a velocidad de crucero.
-¿Cuál ha sido el momento más satisfactorio que ha tenido desde que ostenta la vara de mando?
-Lo que más me satisface es haberme encontrado con un vecino y que me diga: "Alfonso, este año he empezado a trabajar antes".
-¿Y su peor momento?
-La misma situación, pero al revés. Cuando me llegan casos de familias, de personas, con dificultades. Necesitan trabajo, ayuda.
-Me imagino que otro momento malo habrá sido el asesinato de la semana pasada de un turista irlandés en Costa de la Calma, en lo que parece un ajuste de cuentas entre bandas rivales. ¿Teme que esa guerra mafiosa se traslade a Calvià?
-No lo creo. Ésa es la postura que nos trasladan desde la Policía y desde la Guardia Civil. Se trata de un hecho terrible, pero que nos ha tocado de manera casual. Y, hablando de momentos duros, recuerdo también el último caso de violencia de género que hubo.
-¿Hay problemas de inseguridad en El Toro? En los últimos días, han proliferado en las redes sociales los mensajes de vecinos preocupados.
-Yo no he tenido que verlo en las redes sociales, me lo han trasladado los propios vecinos. Es verdad que ha habido cuatro robos en domicilios en los últimos 20 días. La alarma es lógica. Hemos puesto los medios de la Policía Local y necesitamos la colaboración de la Guardia Civil. No hay que olvidar que la población de Calvià se multiplica por cuatro en verano y necesitamos más dotaciones.
-¿Calvià necesita más guardias civiles?
-Sí. Que conste que el trabajo de los que están es excelente. Nosotros criticamos la escasez de medios. Los refuerzos que llegan para el verano sólo cubren las vacaciones. Cada año, pasan por Calvià aproximadamente 1,8 millones de turistas.
-Usted ha tenido sus más y sus menos con Delegación de Gobierno por este motivo.
-La anterior delegada del Gobierno [Teresa Palmer] se presentó como candidata en las listas [por el PP de las últimas elecciones generales] y, desde entonces, ha faltado un interlocutor.
-¿El gobierno municipal se plantea el debate sobre los límites a la saturación turística o ya le va bien el 'cuantos más, mejor y luego ya veremos'?
-Calvià tiene que estar en la reflexión de la industria turística. Creo que si fijamos límites deben venir dados por el techo que marque la protección medioambiental. La gestión de residuos, la limpieza de las playas... Otro aspecto a tener en cuenta es la calidad que queremos ofrecer, que tengamos afluencia sin perder la calidad.
-Habla del techo medioambiental. En Calvià, han tenido este verano el problema del vertido en la playa de Santa Ponça, que obligó a cerrarla durante unos días.
-Este vertido del que me habla no fue por la presión humana, sino por el estado de la infraestructura, que no ha tenido un mantenimiento en los últimos años.
-Lo que es seguro es que en invierno no tienen ningún problema de saturación turística.
-Lo que queremos en invierno es actividad económica. No cejaremos en nuestro empeño de que, como mínimo, se pueda trabajar nueve meses al año.
-Vaya, ya han bajado un mes. En campaña, hablaban de un Calvià "abierto 10 meses al año".
-Siempre hemos hablado de nueve, 10 meses. Nuestro primer objetivo es que, al menos, el trabajador tenga acceso a una rotación de paro. Este año, hemos tenido un marzo, abril, mayo con más empleo. Ése es el gran objetivo. Necesitamos más empleo y que éste gane en calidad. Y necesitamos que nuestra industria turística retribuya a los trabajadores ahora que las cosas van mejor.
-¿La situación de desmadre de Magaluf se ha corregido o, simplemente, es que este año ha salido menos en prensa y por eso parece que la cosa está más calmada?
-Magaluf está experimentando una mejora visible. La apuesta por la calidad no admite marcha atrás. Un giro de 180 grados en un año no se logra fácilmente.
-El 'todo incluido' sigue siendo la pesadilla del pequeño empresario.
-Es un problema evidente. Hay que decir que, según algunas noticias que nos llegan de los hoteles, ha habido una ligera reducción. El 'todo incluido' de baja calidad es el que perjudica el destino. Va ligado a la posibilidad de consumo de alcohol todo el día y eso hay que regularlo. Tenemos la promesa del Govern de que va a coger el toro por los cuernos.
-¿Se siente más solo en el poder tras la renuncia del teniente de alcalde de Sí Se Puede Israel Molina, que era uno de sus dos socios de gobierno?
-No hablaría de soledad. Israel aportaba compromiso con un pacto de gobierno. Pero lo esencial son las políticas que estaban acordadas y éstas siguen en pie.
-¿Por qué cesó al director general de Participación y Juventud nombrado por Sí Se Puede, Juan Antonio Marcos?
-Hubo algunos problemas en los que los representantes sindicales pusieron el foco y...
-Perdone, se refiere a las denuncias por acoso laboral en este departamento municipal.
-Sí, exacto. En ese contexto, lo fundamental era que que había un proyecto que debía tener un impulso. Y, hablando con el director general, él entendió que debía poner su cargo a disposición del alcalde.
-Están a dos regidores de la mayoría absoluta. ¿Intentarán que Esquerra Oberta entre en el gobierno?
-No cierro ninguna puerta. Tenemos un punto de partida en común, que son los 16 puntos del acuerdo de investidura [que respaldó Esquerra Oberta].
-¿Pero han iniciado conversaciones formales?
-No hemos hecho ningún proceso de conversación formal, pero tenemos conversaciones periódicas.
-Creo que el portavoz de Esquerra Oberta, Rafel Sedano, no comparte su opinión. Hace poco se quejaba amargamente de la falta de comunicación con el gobierno que usted preside.
-Él se refería a que no tenemos reuniones constantes él y yo. Pero sí que tiene reuniones con otros miembros del equipo de gobierno. En lo que sí estoy de acuerdo es que se tienen que mejorar cosas en la relación.
-Usted se ha cansado de decir que el superávit municipal no debe ir sólo a pagar la deuda con los bancos, sino también a los ciudadanos. ¿Lo notarán los vecinos en los próximos presupuestos?
-En la medida en que Cristóbal Montoro [ministro de Hacienda y Administraciones Públicas] nos deje, sí. El problema es que la Ley Montoro no deja autonomía a los ayuntamientos para que hagan lo que quieran con su dinero.
-¿Y ustedes sí dejarán a los vecinos de Calvià que decidan qué se hace con su dinero?
-Los presupuestos participados son un compromiso claro de legislatura. En otoño, convocaremos rendiciones de cuentas por zonas a las que iremos los concejales y yo. Explicaremos qué hemos hecho y, si tenemos dudas sobre dos o tres inversiones, que los vecinos nos ayuden a decidir. Tenemos, por cierto, que compensar la falta de inversiones en algunas zonas. No puede ser que haya núcleos con tres o cuatro parques infantiles con suelo de caucho y otros con ninguno.
-Si esas reuniones tienen la ínfima participación que hubo en las sesiones para explicar el nuevo plan general, lo tendrán ustedes complicado.
-A participar se aprende participando. Cuando a un municipio se le ha excluido de la participación durante tanto tiempo, reiniciarlo no es automático. Y, hablando del plan general, se han recogido más de 100 sugerencias.
