Desde la primera edición, hace cuatro años, la Fira Nocturna de Cuina d'Estiu de Consell, ha ido creciendo en cuanto a participación. Si en las primeras ediciones, los principales asistentes eran vecinos de la localidad, ayer se notó una masiva asistencia de vecinos de otros pueblos a la misma, llenando la calle Rector Nadal Munar, donde estaban ubicados los tenderetes de restaurantes que ofrecían, sus platos de degustación al precio de cinco euros.

Este año participaron siete establecimientos de restauración: Ban Ca Na Pintada, con sus canelones de verano; Bar Es Club, con su especialidad de llom amb esclata-sangs; Can Teades, con sus famosas albóndigas; Rústic Café ofrecía croquetas de rodaballo; Bar Pinthino, trompetas de gamba con ensalada; S'uficina, berenjenas rellenas; y el Bar ca na Maria, con salpicón de marisco.

A partir de las nueve de la noche, la feria empezó a llenarse de visitantes. Unos escogieron saborear alguno de los platos que se ofrecían como degustación, y otros comer a la carta. Dificilmente se podía encontrar un hueco a pesar de las numerosas sillas y mesas colocadas en la calle.

Por otra parte, y como viene siendo habitual, en las fiestas de Consell se celebró en la calle adyacente de San Bartomeu, el tradicional mercadillo artesanal, el cual vio incrementadas sus visitas a partir de las 21 horas, ya que muchos visitantes, antes de sentarse para cenar efectuaban un pequeño recorrido por la Fireta.

La 'revetla'

El colofón a la noche fue la revetla popular que se celebró en la plaza Major del pueblo, a partir de las 22 horas. Por tanto nadie tuvo que desplazarse, ya que desde la calle de la Fira de Cuina, se escuchaba perfectamente la música, y los que querían bailar, únicamente tenían que recorrer unos pocos metros.