Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Sa Bassa

Cala Varques: vecinos sin coche y 'gorrillas' son demasiados

Un aparcamiento encima de una antigua curva. s. sansó

Es el problema de cada verano desde hace al menos un lustro. ¿Cómo controlar el caos circulatorio que durante meses colapsa el acceso y parte de la carretera próxima a la playa virgen de Cala Varques?, ¿Cómo acotar el número de bañistas en tiempos de redes sociales y gps?. De eso, quieran o no, deben encargarse los políticos y técnicos municipales. De momento el ayuntamiento de Manacor, pese a tener un plan bajo el brazo, se muestra incapaz de apagar los sofocos de numerosos vecinos de la zona, a quienes el cúmulo de vehículos, además de molestarles, incluso les impide sacar su propio coche de la propiedad taponada por bañistas sedientos de tueste y remojo. Por si fuera poco, a ello hay que sumarle ahora la aparición espontánea de 'gorrillas' que piden la voluntad (en estos días de agosto cifrada en dos euros) en uno de los aparcamientos fraudulentos montado en una curva del antiguo trazado de la carretera Porto Cristo-Portocolom, a unos tres kilómetros andando de la playa. "Llamamos a la Policía Local y dice que no puede hacer nada", critican varios vecinos ante lo que consideran pasividad administrativa. "Cada fin de semana es peor. No sé hasta dónde vamos a llegar".

La Guardia Civil le echa el guante al trenecito

Precisamente hace más de un mes que el sector del taxi y los conductores habituales de los últimos dos kilómetros de la carretera Portocolom-Porto Cristo también están de morros. La causa: el trenecito turístico que lleva huéspedes de los hoteles de Cala Romàntica, Cala Anguila y Punta Reina hasta la zona comercial de la plaça de l'Aljub porteña. Este domingo el tren, que apenas supera los 30 kilómetros por hora y por cuya causa (en teoría) no debería circular por una carretera comarcal, fue detenido ipso facto por la Guardia Civil de tráfico a la altura de la rotonda de Cala Magrana; lo que comportó que todos sus pasajeros tuvieran que apearse del convoy y algunos tuvieran que pedir (ironías del destino) la ayuda de taxistas de la zona para poder llegar al centro de Porto Cristo.

Hospital helado en pleno agosto

"Las visitas no duran ni dos minutos", se oye en los pasillos del hospital de Manacor. Y es que aumentan las quejas por la baja temperatura a la que el aire acondicionado somete la resistencia de pacientes e interesados. Entre 19 y 20 grados, que en muchas ocasiones obliga a sacar la manta.

Compartir el artículo

stats