El foso romano de ses Salines tendría una antigüedad superior a los 2.000 años. Podría haber ocupado unos 7.500 metros cuadrados. Curiosamente, justo en el centro se ubicaría el actual Ayuntamiento (plaza Major). Faltan aún por ejecutar toda una serie de excavaciones y analizar a fondo los hallazgos, delimitar con exactitud y fijar la cronología, si bien todo hace presagiar que se trata de un yacimiento arqueológico único en las Illes Balears "que está ya enriqueciendo el patrimonio local de ses Salines y será, sin duda alguna, un reclamo turístico", sostiene el alcalde Bernat Roig.
Ayer, viernes, finalizó la tercera campaña del proyecto quinquenal La romanització a Mallorca: el cas del fossat de ses Salines. Los descubrimientos han vuelto a ser una realidad. El director ha sido Bartomeu Vallori, investigador de la Escuela Española de Historia y Arqueología en Roma (CSIC). Junto al alcalde -a su vez docente, arqueólogo y técnico de animación de patrimonio- señaló que el trabajo se inició el pasado lunes, día 8. Han participado, entre técnicos y voluntarios, unas ocho personas, de Mallorca y Catalunya.
Cabe destacar que, por vez primera, el consistorio saliner ha sido el impulsor de una campaña arqueológica en el municipio, destinando una cantidad de dinero. Se solicitó ayuda al Consell de Mallorca pero no hubo respuesta.
Roig y Vallori explicaron que en 2014 y 2015 fue la asociación Vedelleta d'Or la promotora de las campañas. El Ayuntamiento ofreció manutención. En 2015 sí hubo subvención del Consell. Y este 2016 se han vuelto a implicar miembros de la Vedelleta d'Or. Agradecieron al rector Antoni Garau que diera permiso para proseguir con las excavaciones en el jardín de la rectoría (fuera del perímetro del recinto del foso). Paralelamente, "damos las gracias al vecino que nos autorizó poder excavar en su propiedad, intervención que finalmente no hemos podido llevar a cabo por falta de tiempo y recursos, y también a la dirección de la escuela por haber podido acoger estos días a los participantes en la campaña".
En el jardín de la rectoría se ha alcanzado un nivel de pavimento con piedrecitas, más cerámica (material probablemente del siglo V d. C. o anterior de origen norteafricano), con una posible relación con dos muros. Cabe recordar que este 2016, a raíz de unas obras públicas de alumbrado, en las calles la Pau y Rector Ferrando salieron a la luz nuevos tramos del enigmático foso. Habrá próximamente jornada de puertas abiertas para divulgar múltiples datos.
