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Pollença

Una crónica inédita de los moros y cristianos

Pollença descubre en los archivos del Consell un documento de aproximadamente 1870 sobre el simulacro de la Patrona, obra de Ramon Picó i Campamar, Hijo Ilustre de la localidad que murió hace ahora cien años

Retrato de Ramon Picó i Campamar.

Mañana martes, el pueblo de Pollença saldrá a la calle una vez más para recrear, en una de las fiestas populares más vibrantes de la isla, el ataque corsario de 1550. ¿Pero qué se conoce de la primitiva fiesta de moros y cristianos? Un impresionante hallazgo del historiador y bibliotecario de Pollença Pere Salas aporta mucha luz sobre el simulacro primitivo. Se trata de un documento de once páginas que explica "con todo lujo de detalles" cómo era la fiesta a mediados del siglo XIX, precisamente en uno de los periodos en los que la fiesta era más desconocida por los 'pollencins'. Su autor, Ramon Picó i Campamar (Pollença, 1848-Barcelona, 1916), Hijo Ilustre de la localidad y uno de los máximos exponentes de la 'Renaixença' que destacó por su actividad literaria como poeta y autor teatral en catalán.

El "espectacular hallazgo", tal y como lo define su artífice, Pere Salas, se produjo hace unas semanas en el Arxiu General del Consell de Mallorca durante un proceso de investigación sobre documentos inéditos del autor 'pollencí' con motivo del centenario de su muerte, ya que el ayuntamiento de Pollença decretó 2016 como 'Any Picó i Campamar'. "En el archivo me encontré con una descripción que Picó hizo de la fiesta al regresar a Mallorca desde Barcelona, creemos que entre los años 1869 y 1872", recuerda el historiador.

El valor histórico del descubrimiento es significativo, ya que es el único documento escrito que describe cómo era el simulacro en su primera etapa, antes de desaparecer durante dos décadas por razones económicas. "No se tenía ni idea de lo que se hacía en 1860, fecha en la que se tuvo la primera noticia del simulacro", explica Salas. De hecho, la recuperación de la fiesta en 1882 puede guardar mucha relación con el escrito de Picó i Campamar, que si bien no había sido nunca publicado, es cierto que el autor tuvo mucha relación con los artífices de la reactivación de la lucha entre moros y cristianos en aquellos años de final de siglo, entre quienes destacaron Antoni Maria Cerdà, Miquel Costa i Llobera o Mateu Rotger.

El prolífico literato 'pollencí' escribió el documento sobre la Patrona en base a los recuerdos que tenía de su participación en la misma cuando era un niño. "El texto está escrito en tono nostálgico, en pasado, lamentando que ya no se celebrase, por lo que empuja a otra gente a recuperarlo; es un documento excepcional en un catalán de Pollença muy interesante", apunta el historiador Salas.

El análisis del manuscrito de Picó i Campamar ha permitido saber que el simulacro que se celebraba hace más de 150 años "tenía la misma base que el actual, con los mismos escenarios pero con pequeñas variaciones", aunque también se aprecian "bastantes diferencias", una prueba de que "las fiestas son elementos vivos y que no se puede hablar de rituales inamovibles". Una de las más importantes es que en los primeros simulacros no existía la figura de Dragut, el jefe moro.

Un simulacro más ritualizado

Pere Salas explica que la lectura del documento de Picó i Campamar permite extraer la conclusión de que las primeras fiestas de moros y cristianos de Pollença "eran mucho más ritualizadas". Los participantes llevaban muchas armas de fuego y existía la figura de un pirotécnico que "se preocupaba de que a nadie le faltasen cartuchos" para disparar.

También se trataba de un espectáculo "muy teatralizado" en el que "los moros se caían muertos en la calle y después volvían a levantarse".

Sin embargo, hay un aspecto de la fiesta que no ha cambiado con el paso del tiempo: la expectación popular. Si bien en el siglo XIX seguramente no había tanta masificación en el simulacro de moros y cristianos, "la fiesta ya tenía gran fama en toda Mallorca", explica Pere Salas. "Picó deja escrito que el simulacro atraía a mucha gente de otros pueblos, que venían a Pollença para presenciar una guerra que en aquellos tiempos costaba mucho dinero", añade el historiador 'pollencí'. Al parecer, en algunos escenarios de la fiesta se instalaban gradas para acomodar al numeroso público.

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