El ayuntamiento de ses Salines celebró una reunión para tratar los temas de seguridad y prevención de botellones en la Colònia de Sant Jordi durante las vigentes fiestas de verano. El objetivo del encuentro: pactar las estrategias de control, supervisión y protección que la Policía Local y Guardia Civil llevarán a cabo en diferentes puntos. No en vano, se prevé que la asistencia de visitantes sea, un año más, masiva. Los acuerdos alcanzados: realización de controles de drogas y estupefacientes en las entradas a la Colònia, especialmente el día 6 de agosto. Hasta 16 agentes de la Guardia Civil y los cuerpos policiales de Campos y ses Salines "se encargarán de velar por el buen desarrollo de las jornadas". Igualmente, se destinarán grupos específicos al control del botellón, y se requisarán las botellas que se consuman en la vía pública.

Asimismo, "todos los autocares estarán obligados a parar en la entrada de la Colònia para revisar que no haya menores que porten alcohol". Además, el consistorio saliner ha contratado a dos guardias de seguridad privados para vigilar durante la noche los comercios de la Avinguda Primavera. El deseo: potenciar un modelo de fiestas que haga compatible la diversión y la moderación.