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Ignasi Valls: "La convivencia social y amistosa en sa Pobla se ha ido deteriorando"

"Fui falangista pero nunca tuve ningún problema con nadie; eran otros tiempos y otras circunstancias"

Ignasi Valls, fotografiado en la Plaça Major de sa Pobla. j. payeras

-¿Qué valoración hace de sus 25 años en el consistorio 'pobler', 17 de franquismo y ocho de democracia?

-Yo diría que todo el quehacer municipal transcurrió con total normalidad en ambas etapas, supiéndome adaptar a estar en la oposición en la última, trabajando con unos alcaldes que apostaron por la concordia y el bienestar del pueblo como fueron Toni Torrens y Vicenç Soler. En la etapa anterior estuve al lado de don Pedro Ventayol y l'amo en Rafel Serra 'Tianet', éste último un hombre irrepetible, tanto al frente de la alcaldía como de la Cooperativa (CAP) y al que el pueblo no ha sabido reconocer la gran labor realizada en ambos frentes.

-Su infancia transcurrió en plena Guerra Civil, ¿sintió olor a pólvora quemada?

-La verdad es que no, lo único que recuerdo de la posguerra es que mi madre me mandaba a comprar a la 'botiga' con la cartilla de racionamiento. En mi opinión, en sa Pobla no se vivieron acentuadas situaciones de venganzas políticas ni personales. La convivencia estuvo marcada por la normalidad.

-¿Durante un largo periodo estuvo ligado a la Falange?

-Sí, fui secretario local y también delegado del Frente de Juventudes y desde este último cargo impulsé a muchos jóvenes a participar en los campamentos juveniles, donde recibían una adecuada formación. Eran otros tiempos, otras circunstancias y, en ambos cargos, nunca tuve ningún problema con nadie.

-¿Qué realizaciones importantes destacaría de la etapa en la que fue regidor?

-Fueron bastantes, especialmente durante el mandato de l'amo en Rafel y todas ellas con bajos costes para las arcas municipales. El alcalde tenía muy buenos contactos en Madrid y siempre tuvo las puertas abiertas para ir a pedir ayudas para proyectos interesantes. Uno de esos contactos era ni más ni menos que el entonces vicepresidente del gobierno, Fraga Iribarne. Destacaría realizaciones tales como la residencia de ancianos, la construcción del polideportivo municipal y del instituto Can Peu Blanc, la instalación de la depuradora, la apertura del centro de salud comarcal o la compra del casal de Can Planas, actual museo. En el ámbito cultural destacaría el apoyo que dimos a la gran idea de Tano Pomar de organizar la Trobada de Pintors, pionera en Mallorca, para abastecer de obra el Museu d'Art Contemporani.

-¿Cuáles fueron los momentos más difíciles?

-Sin duda alguna los que tuvimos que afrontar la noche del 6 de noviembre de 1979, conocida como la 'batalla de ses cebes' protagonizada por un grupo de socios de la CAP y que podríamos considerar como un golpe de estado contra el alcalde y presidente de la cooperativa, Rafel Serra Company. Se produjeron actos vandálicos, que fueron el inicio de fuertes enfrentamientos que dividieron a la población de manera encarnizada durante una larga época y que abocaron al sector agrícola, industrial y comercial a una difícil situación para acabar con el hundimiento de la emblemática CAP."Los momentos más duros fueron durante la ´batalla

de ses cebes´ protagonizada por varios socios de la CAP"

-¿Cómo ve sa Pobla de hoy, la del siglo XXI?

-Quiero ser prudente y diré que ni mejor ni peor que la que tuve la suerte de vivir y experimentar. Pero sí observo una sa Pobla diferente. Se ha ido deteriorando aquella convivencia social y amistosa que nos empujaba a tomar ilusionantes iniciativas que nos llenaban de satisfacción, y que ahora no observo. Tal vez sea por la marcada diferencia generacional que nos separa y por los inevitables cambios de costumbres y formas de entretenimiento. En ello creo que han jugado un papel importante o decisivo las nuevas tecnologías, o el uso incorrecto de algunas de ellas.

-¿Las fiestas de verano de ahora tienen algo que ver con las que usted vivió de jovencito y con las que participó tantos años en su organización?

-Es evidente que los tiempos han cambiado y los gustos de las nuevas generaciones no son los mismos que hace 50 años. Hoy resultaría imposible intentar organizar unas fiestas con un contenido o una oferta que consiguiera atraer a la multitud de antaño, por muchas razones. Afortunadamente nos queda el recuerdo de unos años realmente maravillosos. Unos tiempos en que las verbenas de sa Pobla se ganaron la justa fama de ser de las mejores de la isla. Solo la vistosidad del decorado e iluminación de nuestra Plaça, y no digamos de las figuras que desfilaron por su palco. Hablamos de unos años que marcaron la época más floreciente y rentable de nuestra agricultura, y en consecuencia de todos los demás sectores industriales y comerciales.

-¿Recuerda de forma especial a alguna de aquellas estrellas?

-Sin duda alguna el año que actuó Lorenzo González. Acordamos que se desplazaría a sa Pobla finalizada su actuación en Titos, en Palma, y que estaría en la plaza a las dos de la madrugada. La plaza y sus calles colindantes estaban abarrotadas, no cabía ni un alfiler. Se hicieron las dos y media y no había llegado y la gente comenzaba a impacientarse, hasta que llegó corriendo y sudando el municipal Xisco 'Calent', que lo estaba esperando a la entrada del pueblo, diciéndonos que ya había llegado. El cantante caribeño subió con sus músicos sobre el escenario y quedó impresionado al contemplar tanta gente aplaudiéndolo. Actuó hasta las cinco de la madrugada cuando lo pactado era una actuación de una hora. La apoteosis se hizo cuando interpretó su canción 'Cabaretera', con la que había alcanzado un éxito internacional. Otras figuras que desfilaron fueron José Guardiola o la gran orquesta catalana Florida con 32 maestros. De los artistas mallorquines, no podemos dejar de citar a Bonet de San Pedro o los Javaloyas. Y en cuanto a conjuntos locales, debemos destacar a nuestra excelente orquesta La Rosaleda.

-Además de las verbenas, ¿no se concebían unas fiestas de Sant Jaume sin el espectáculo taurino?

-Así es, y se producía un gran descontento entre los 'poblers' si algún año se suprimían los toros. La última corrida la organizamos en 1989. Los últimos años, en vez de construir el ruedo con carros y camiones, como se había hecho siempre, optamos por alquilar una plaza ambulante, de la que por cierto, en una ocasión se derrumbó el palco de autoridades. Pero aquello no tenía el mismo encanto, además de resultar un espectáculo muy caro y dejó de programarse.

-¿Y qué fue del Ignasi pintor, por qué dejó los pinceles?

-Yo siempre digo que fui un pintor aficionado. Pinté bastantes paisajes de nuestra 'ruralia', marinas, bodegones y otros temas. Un cuadro mío era lo que me pedían mis amistades como regalo de boda. Pinté bastantes y me pagaron alguno. Dejé los pinceles cuando las obligaciones laborales y familiares me lo aconsejaron.

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