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Serra de Tramuntana

Un Patrimonio de la Humanidad con claroscuros

En el quinto aniversario de la declaración de la Unesco, alcaldes, dueños de fincas y ecologistas reconocen su fuerza promocional. Sin embargo, dicen, queda mucho por hacer: desde algo básico como afrontar los problemas de agua a regular la masificación

El embalse del Gorg Blau en la Serra de Tramuntana.

El territorio escarpado de la Serra de Tramuntana ofrece una sucesión geográfica de altos y bajos que simboliza el contraste de opiniones que despierta el balance de cinco años como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Un título que -y en eso sí coinciden alcaldes, propietarios y ecologistas- ha puesto al corredor montañoso en el mapa de las maravillas del mundo, pero al que hay que dotar de un contenido efectivo de cara al futuro.

El impulso a la promoción turística es innegable, conceden algunos de los mandatarios municipales entrevistados para este reportaje. La declaración ha contribuido también, agregan, a una mayor concienciación social sobre la importancia de su valor medioambiental y etnológico.

Y todo eso es positivo, manifiesta un alcalde histórico de la zona, el de Banyalbufar, Mateu Ferrà (El Pi), quien considera que, en este lustro, "es evidente que se han hecho cosas" por la Serra. Sin embargo, a continuación, subraya lo siguiente: "Pero es más evidente que faltan más cosas por hacer". Sobre todo, remarca, en un aspecto básico para cualquier comunidad humana: el agua.

"Muchos pueblos de la Serra vivimos un problema grave con el tema del agua. La situación es bastante grave, y lo será más en los próximos meses, porque tenemos todo el verano por delante. Esto, señala, "choca" bastante con la declaración de la Serra como Patrimonio de la Humanidad. "No podemos tener pueblos sin agua", apunta Ferrà, que agrega la idea de que, si la Serra no está conectada con s'Estremera, se debería estudiar el proyecto de construir desaladoras. En otro municipio pequeño, Fornalutx, su alcalde, Antoni Aguiló (PP), echa en falta que esta reforzada proyección internacional se traduzca en medidas concretas en la Tramuntana.

"Da la sensación de que todo está en marcha, pero pasan los años y no hay nada en concreto", declara Aguiló, quien, no obstante, reconoce que los últimos años han sido complicados para todas las instituciones como consecuencia de la crisis económica.

Recursos de la ecotasa

Transmite una idea en la que iniciden otros mandatarios municipales de la Serra: deberían aprovecharse recursos de la ecotasa para destinarlos a los municipios pequeños que, en verano, hacen frente a una avalancha de turistas.

"Nosotros recibimos muchos turistas, y esto ya está bien para los negocios del pueblo. Pero nuestra infraestructuras municipales continúan siendo las mismas. Por ejemplo, la brigada municipal sigue siendo la que es", relata.

Bienvenidos los turistas, pero no la masificación, repiten como un mantra todos los actores implicados en la Serra. Los que expresan una postura más tajante en este sentido son los propietarios de fincas. "La masificación es el peor atentado ecológico que puede sufrir la Tramuntana. ¡Es como si pusieras a Magaluf en medio de la Serra!", afirma el presidente de la Asociación de Propietarios de Fincas Rústicas, Fernando Fortuny, dueño de la finca de Comasema, en Orient. Fortuny se pregunta cuánto costó obtener la declaración de la Unesco. "Millones, seguramente. Con ese dinero, se podrían haber hecho bancales, cortafuegos... La Serra, si se hubiese invertido ese dinero, estaría mejor que ahora", concluye.

"¡Que me digan que han hecho en estos cinco años!", continúa, vehementemente, el presidente de esta entidad. "La Serra se está muriendo. Confunden el prohibir con el proteger. Quitaron la Ley Agraria. [La declaración de Patrimonio de la Humanidad] es sólo un título que nos colgaron, una etiqueta", agrega Fortuny.

Fortuny lamenta que en estos cinco años no se haya consultado "nada" a los propietarios de fincas desde las instituciones, pese a que "el 95% de la Serra está en manos privadas". Su diatriba llega hasta el gran acto institucional celebrado esta semana en la possessió de Raixa (Bunyola) para celebrar el lustro de la Serra en el catálogo de joyas de la humanidad. "No sé qué es lo que alaban", dice.

En ese acto, el presidente del Consell de Mallorca, Miquel Ensenyat, hizo un balance "más que satisfactorio" de estos cinco años. "Se ha trabajado positivamente en nuevos centros de interpretación, en la mejora de los accesos, en el mantenimiento de la actividad tradicional de cultivos, ganadería y extracción de agua, y en la investigación para reducir el impacto en el paisaje", aseguró, ante una amplia representación de la clase política insular.

Ensenyat anunciaba también futuros proyectos, como un plan de participación ciudadana "específico" para la Serra o una "marca propia para los productos agrícolas fruto de este paisaje que es patrimonio de la humanidad". En la celebración institucional de la efeméride, intervino también la presidenta Francina Armengol, quien resaltó los pasos dados hasta ahora, entre los que incluyó el freno a la urbanización de es Guix (Escorca), aunque, dijo, "queda mucho camino por recorrer".

Concienciación social

Una frase que suscribe el alcalde de Puigpunyent, Biel Ferrà (Independents). "Como dijo Armengol, queda mucho por hacer. Hay que aprovechar esta oportunidad. A medio y largo plazo, nos enriquecerá en todos los sentidos. Como el económico o el de la concienciación social, para ser respetuosos con el entorno", argumenta.

Ferrà remarca que la declaración de la Unesco sirvió, sin duda, para situar la Serra en el mapa mundial de maravillas del mundo. "Y, desde ese punto de vista, hay que hacer una valoración positiva", manifiesta. Eso sí, considera que cinco años es un periodo muy corto para hacer un balance, ya que, además, han coincidido con años de dura crisis económica.

En esa lectura positiva coincide la máxima autoridad municipal de un municipio con alma de costa, pero que cada vez mira más a su interior: Calvià. Su alcalde, Alfonso Rodríguez Badal (PSOE), subraya que, con la declaración de la Unesco, se refuerza el papel del municipio como puerta de entrada a la Tramuntana. "La declaración añade a la Serra un valor que ya tiene por sí misma, y, en el caso de Calvià refuerza las posibilidades que nuestro municipio tiene a través de la Finca Galatzó y la Serra de Na Burguesa como entrada a la Serra desde Ponent", argumenta.

"Éste es un tema que nos ilusiona. Nosotros siempre hemos sido defensores de esta figura, porque protege a la Serra y la conduce hacia un desarrollo turístico que es más respetuoso con el medio ambiente y que ayuda a alargar la temporada", apunta el alcalde de Sóller, Jaume Servera (MÉS), quien no ve en peligro a la Serra por la masificación. "Al igual que en Mallorca se ha extendido la idea de que no puede venir todo el mundo, yo creo que en la Serra también se podría hacer esta regulación", apunta. De cara al futuro, menciona la necesidad de realizar más actuaciones proteccionistas en la Serra, en lo referente, por ejemplo, a marges y olivares.

Más gestión

Desde la óptica de los ecologistas se reconoce la fuerza promocional de la marca 'Patrimonio de la Humanidad de la Unesco', pero se advierte de que lo prioritario debería ser garantizar la conservación del espacio natural. En este sentido, el responsable del área de Conservación del GOB, Toni Muñoz, pone de relieve la "confusión" existente en torno a la protección de la Serra.

Muñoz arguye que el título de la Unesco no es una figura de protección de la Serra y añade que desde 2007 ya cuenta con una herramienta de conservación al ser declarada Paraje Natural. La declaración de la Unesco, subraya, "es una etiqueta de promoción" y, por tanto, valiosa desde el punto de vista de potenciación de la imagen de la Serra

Pero Muñoz hace especial hincapié en que debería activarse la gestión de la protección de la Serra, a cargo de la conselleria de Medio Ambiente del Govern. ¿Cómo?, se le pregunta. "Con dinero y medios. A nivel de planificación, con un plan de uso y gestión, del que carece la Serra. Con un equipo gestor, que no tiene la Serra. Y con un órgano asesor que vele por la planificación de actuaciones, lo que no se ha convocado nunca en la Serra", sostiene.

Su testimonio acaba de configurar un retrato desigual de estos cinco años en el catálogo de maravillas de la Unesco, tan desigual como la orografía de la zona.

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