Eran las once de la noche. Faltaba aún una hora para que empezara oficialmente la huelga de basuras prevista por los trabajadores de Lumsa cuando el alcalde de Manacor, Pedro Rosselló, vio como un camión de recogida transitaba por Porto Cristo. Ni corto ni perezoso decidió seguir sus movimientos para comprobar sus movimientos. Enseguida pudo ver cuál era su rutina: recoger aquellos contenedores que ya estaban completamente llenos, y pasar de los que todavía podían cerrarse sin problemas. Pasados diez minutos, el misterioso motero 'espía' decidió revelar su identidad al conductor del camión, que no tardó en reconocerle y aceptar la reprimenda. El objetivo del trabajador no era otro que el de adelantar la hora del parón para intensificar sus efectos ya de mañana.
Pide la colaboración de Delegación de Gobierno
El alcalde pidió, tanto el miércoles de palabra como ayer por escrito, al delegado del Gobierno en Balears, Evelio Antich, que informe de la huelga "a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, para que puedan garantizar la prestación de los servicios mínimos y el desarrollo normal de las jornadas de protesta laboral". Rosselló dice que lo hace "con el objetivo de evitar los problemas de salubridad que podría ocasionar esta situación al Ayuntamiento". De hecho el aviso de antenoche tuvo una rápida respuesta: cuatro coches de la Policía Nacional frente a las oficinas de Lumsa en el polígono industrial de Manacor.
