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Entrevista

Lorenzo Santamaría: "Vivo entre sa Pobla y Alcúdia para poder cantar de noche sin molestar"

"Un músico puede ser un genio, pero para triunfar hay que trabajar: ensayar y ensayar cada día"

Lorenzo Santamaría sentado en un banco de un parque disfrutando de una tarde soleada. Pep Córcoles

Lorenzo Santamaría es un mallorquín universal que mediante la música ha paseado por todo el mundo el nombre de su pueblo natal y el de Mallorca. A sus 70 años sigue sin jubilarse porque reconoce no podría vivir sin su música, que la necesita. Nos recibe y nos entrevistamos degustando un buen almuerzo en una tarde calurosa de junio ante una cerveza y una cola.

-¿Llorenç o Lorenzo?

-Llorenç de toda la vida para la gente de mi tierra, Lorenzo es nombre artístico que en su momento decidieron entre la discográfica y mi agente. Lo mismo ocurrió con lo de Santamaría. Ellos lo decidieron y a mí no me importaba llevar el nombre de mi pueblo, al revés, con mucho orgullo. Aun tengo un hermano en el pueblo al que suelo visitar porque ahora vivo en el campo, entre sa Pobla y Alcúdia

-¿Es difícil desvincularse del todo de Mallorca?

-Yo diría que para los mallorquines nos es imposible. Yo por trabajo tengo que estar muchos días en Barcelona, pues voy y vengo. Además hace unos años me compre una casa en el campo, como ya he dicho y me encanta para poder ensayar. Allí puedo cantar o gritar por las noches, o cuando me viene la inspiración, sin molestar a nadie. Me encanta.

-Precisamente ese trabajo oculto de los músicos es quizá lo menos valorado porque es preciso ensayar mucho, ¿verdad?

-La gente no tiene claro el trabajo de un músico. Cuando escucha un disco o asiste a un concierto no sabe que detrás de eso hay horas y horas de creación y ensayos. Un músico, por muy genio que sea, necesita trabajar y perfeccionar cada día. Yo mismo, si estoy dos días sin cantar canto como una almeja. La música es un constante perfeccionamiento y si no estás dispuesto a ese sacrificio es mejor que te dediques a otra cosa. Mire, cuando en los años 60 estaba con los Z-66 nos fijamos ensayar cada tarde. Por eso éramos punteros en ese momento, porque a fuerza de trabajar y trabajar tocábamos muy bien.

-¿Es difícil vivir de la música?

-Para hacer un símil futbolístico le diría que hace años, en la música, había primera división, segunda, tercera y aficionados. Hoy sólo están los que salen por la televisión y el resto, al que le cuesta mucho.

-¿Ha hecho mucho daño internet?

-A mí lo que me revienta de internet ya no son las descargas ilegales; que ya es un fastidio de por sí, pero lo más indignante son estas plataforma legales que te permiten escuchar música una y otra, y un millón de veces, y ganan un pastón para pagarnos a los autores 0,25 euros. Se han cargado la creación. Hoy en día, a un músico le compensa mucho más interpretar música de otros y cobrar por actuar que componer.

-La verdad es que eso suena muy feo...

-Pues no sólo eso. ¿Dónde tributan todas esas plataformas? Porque no es sólo que vivan del trabajo los creadores; encima es que se rien de los gobiernos.

-¿Es verdad eso de que los viejos roqueros nunca mueren?

-Eso no lo sé. Yo soy roquero de corazón, pero para triunfar tuve que hacer baladas. Siempre he procurado incluir un poco de rock cuando actúo en directo porque es lo que me pide el cuerpo, pero lo cierto es que en 1978 hice un LP que se llamó: "Quiero ser una estrella del rock" y no vendimos nada. Así que siempre he tenido que nadar entre dos aguas porque por una parte tienes la vena creativa y artística y por otra tienes que trabajar para comer.

-¿No se retirará nunca?

-Soy joven de corazón, llevo el virus de la música en la sangre. Lo cierto es que he tenido épocas de menos trabajo en que podía haberme planteado retirarme; que me lo he ganado después de tantos años de trabajo, pero siempre he sentido que necesitaba el escenario. Los artistas necesitan al público; el escenario tira mucho.

-¿Y usted que viaja tanto puede decirnos si es cierto ese tópico tan repetido que a los mallorquines nos gusta viajar pero que a los dos días ya no hay nada como Mallorca?

-Eso es una verdad incontestable. Mire, yo hace un mes estuve en Miami actuando. Estaba estupendamente allí, con el clima que tienen, con las playas, con los espectáculos etc... pues la verdad es que no hacía más que acordarme de Mallorca.

-Será cuestión entonces de que se busque unos bolos por casa ¿no?

-(Risas) Este verano ya tengo algunas reservas para actuar en Mallorca y la verdad es que me hace muy feliz. Yo siempre que he actuado aquí me he sentido como entre amigos, el calor del público es importantísimo; y sobre todo actuar aquí en directo y, no ya que vengan amigos a verme, sino que vengan sus hijos y quieran saludarme me llena de orgullo.

-¿Y en Santa Maria?

-¡Hombre, ya me gustaría! He actuado cuatro o cinco veces en mi pueblo y que puedo decir, que si me llaman voy... son los mios. Además siempre he tenido, como decimos en buen mallorquín una gentada.

-¿Le quedan amigos en el pueblo?

-¡Hombre claro! Amigos quedan, lo que pasa que algunos están ya más rotos que yo, que ya es decir (risa).

-¿Qué está haciendo ahora mismo?

-Directo. Estoy haciendo bolos; día este mes estaré en Colombia con cuatro actuaciones contratadas; hace un mes estuve en Miami; la semana pasada en Getafe y Alcobendas. Es importante para un músico grabar, pero lo que verdaderamente te llena es actuar en directo. El escenario es el escenario.

-¿Cómo recuerda aquellos tiempos de las verbenas de verano?

-Como algo mágico que hemos perdido, ya no sólo desde el punto de vista de los músicos, sino desde el punto de vista social, de las relaciones. ¿Cuantas parejas no se habrán conocido en una de aquellas verbenas? ¿Y que tenemos hoy? Una pantalla de ordenador o de teléfono móvil, con una persona al otro lado a la que no le ves la cara. Nuestros hijos han ganado otras cosas, pero se han perdido aquello.

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