Era mediodía cuando los técnicos de Consorci per la Recuperació de la Fauna de les Illes Balears (COFIB) acudieron a ver a Miquel Barceló Mas para recoger los últimos ejemplares de tortuga mediterránea (Testudo hermanni) que ha criado en su finca de Porreres.

Él, ya experto pero que empezó casi por casualidad en 1973 y cuyo número de licencia es el uno, sabía que tarde o temprano iba a ocurrir. Porque tiene 82 años y porque no ha encontrado relevo. En esta última recogida, Barceló ha entregado 23 ejemplares hembras y 24 machos de edad adulta, 44 ejemplares de entre uno y cinco años de edad y dos ejemplares hembras de tortugas moras que son una raza distinta a la mediterránea, puesto que no se aparean y por tanto, estas sí que están en peligro de extinción.

Los técnicos del COFIB explicaron que todos los ejemplares pasarán los diversos protocolos de desparasitación, se les marcará en el caparazón y se les abrirá una ficha individual donde se anotarán las características de cada una, como puedan ser el peso, su sexo o alguna marca distintiva. Las más pequeñas se quedarán como mínimo un año más en el centro de recuperación y el resto serán entregadas al Servei de Protecció d'Espècies dependiente de la conselleria de Medio Ambiente, para que sean liberadas donde se crea más oportuno.

Con esta entrega, Miquel Barceló Mas deja atrás más de cuatro décadas dedicados a la cría de estos animales, que según él: "no son afectuosos o expresivos como pueda ser un gato o un perro, pero después de 43 años les llegas a coger cariño".

Siempre se ha preocupado por su mantenimiento y cuidado, a base de comida variada, agua y vigilancia de dos a tres veces al día para que todo estuviera en orden. Ayer varias furgonetas se las llevaron de Porreres.