Son Servera celebró este pasado fin de semana la tradicional Fira, en su gran jornada dominical, eso sí, precedida de la feria nocturna vivida la noche del sábado, ésta con más afluencia de visitantes. Mientras que la gastronomía y la buena música fueron el atractivo de la versión nocturna, la matinal del domingo fue más tradicional, destacando el estand donde podía verse el proceso de elaboración del tomate embotellado a la vieja usanza.

Tres expertas amas de casa elaboraban el embotellamiento, desde el corte de la materia prima, la introducción de la misma en las botellas de cristal, con antiguos utensilios de madera, hasta el taponado con tapones de corcho, hervidos previamente en un calderón de matanzas y como era atado el tapón con un trapo para evitar que éste saliera. Justo al lado, un hermoso trozo de tierra lleno de tomateras que eran regadas por el agua que corría entre sus surcos, de la mano del experto hortelano. Al final, los visitantes eran obsequiados con un trempó y un vaso de vino.

El lado oscuro

A la Fira no le faltaron las típicas exposiciones de bonsais, con sus talleres en plena calle, de motos antiguas y más modernas y este año como novedad una de la guerra de las galaxias, en la que el lado oscuro se apoderó de la capella fonda de la emblemática e inacabada Església Nova, que tuvo más de dos mil visitantes en los dos días de ferias. Asimismo, la muestra de animales y los juegos infantiles tradicionales, junto con el consolidado estand musical de la Escola Municipal de Música de Son Servera, que con los xeremiers del Puig de Sa Font pusieron la banda sonora al evento festivo, completaron el animado y concurrido fin de semana de ferias.