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Tecnología

Turbinas inventadas en Manacor bajarán la temperatura de los estadios del Mundial de Qatar 2022

Francisco Garrido ha patentado un sistema, valorado en seis millones de euros, capaz de rebajar 30 grados el calor de los campos y gradas

Prototipo de las turbinas. s. sansó / loc-fifa

Rebajar las altas temperaturas previstas en los catorce estadios de la Copa del Mundo de fútbol de Qatar 2022 será responsabilidad directa de un invento mallorquín. El manacorí Francisco Garrido está a punto de firmar el contrato de su vida: vender casi 900 turbinas anticalor a los organizadores del Mundial más caluroso de la historia por algo más de seis millones de euros, fabricación e instalación incluidas. Un sistema capaz de rebajar, en solo unas horas, más de 20 grados centígrados.

El día crucial será el próximo sábado, 18 de junio, cuando en el pabellón polideportivo de la Universitat de les Illes Balears (UIB), y a puerta cerrada, miembros de las empresas encargadas de dotar los estadios catarís, entre los estarán tres jeques árabes, un importante industrial egipcio, dos empresarios belgas y uno italiano, puedan comprobar en directo cómo funciona el invento de Garrido y se haga efectiva la firma.

"Vamos a subir la temperatura del recinto hasta llegar a unos 60 grados para, acto seguido, bajarla hasta los 28 aproximadamente", explica el inventor, un mañoso jubilado que fue desde carpintero, hasta mecánico o conductor de autobuses: "no soy ingeniero, pero sí soy ingenioso", responde con una sonrisa mientras enseña en papel su prototipo, a la espera de que le lleguen más unidades en fibra de carbono desde la fábrica Molder Disnova de Paterna.

La evolución del invento

Según recuerda Francisco, todo empezó en 1996, cuando durante un día lluvioso le dejó de funcionar el limpiaparabrisas del coche. "Entonces pensé en un sistema de secado del cristal por aire, y comencé a hacer pruebas en un garaje". Pero pese a patentar el invento, éste no llegó a ver la luz comercial. Lo mismo que pasó años más tarde con sus 'turbinas antiniebla' ideadas para evitar el fenómeno meteorológico en las carreteras y autopistas más problemáticas.

Un mismo principio para volver, esta vez parece que sí, a probar fortuna. Las turbinas de dos caballos de potencia previstas para los estadios del Mundial de 2022, entre 62 y 64 en cada uno de ellos (con varias de reserva), tendrán una doble función: por una parte aspirar el aire caliente en suspensión de la zona alta de la tribuna, para después lanzarlo refrescado a través de unas tuberías difusoras de "niebla fría" que se colocarían aproximadamente un metro por debajo de los primeros dispositivos. "Todo irá controlado vía wi-fi, pudiéndose activar los dispositivos por calor o humedad como más convenga". Todo ello conectado a la red eléctrica.

Fabricación propia

Una vez firmado el contrato, las turbinas, de unos 50 centímetros de diámetros y que se enviarían a Qatar desmontadas en tres partes: el 'ventilador' en sí, el pie y en anclaje, serían fabricadas en una nave del polígono de Manacor que hasta hace unos años fue un taller de carpintería. Después, un equipo de Un mundo sin niebla SL o Without Fog SL (los nombres en castellano y en inglés de la sociedad de Garrido) se encargarían de montar y garantizar el funcionamiento de los aparatos en el propio estadio, a razón de unos 4.800 euros por turbina instalada.

Los dispositivos bajarán las altas temperatura de los estadios.

El invento, además, consta de una rejilla protectora y un sistema que cada cinco minutos cambia la dirección de rotación de las palas de fibra de carbono, para evitar que cualquier elemento extraño (bolsas de plástico o material lanzado desde las gradas) o ave, pueda averiar las turbinas.

La delegación catarí, que llegará a Mallorca el próximo viernes 17 y se hospedará dos días en el hotel Jumeirah del Port de Sóller hasta el 19 de junio, estará acompañada por el representante de la Academia Aspira de Qatar, Iván Bravo, Roberto Lara y los hermanos Paco y Pepe Reina (exportero del Barça y la selección española). De cristalizar el acuerdo, la mitad de los beneficios netos generados por la nueva empresa, "que contaría con uno 40 trabajadores entre directos e indirectos" que le correspondieran a Garrido, "los daría a la UIB como fondo para becas, para aquellos estudiantes que, como yo en su momento, no pudieran estudiar por falta de recursos".

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