Diario de Mallorca

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La patata

El largo y sinuoso camino hacia los fogones

Originaria de los andes peruanos, la patata llegó a europa como una planta ornamental, regalo para reyes y hasta para el papa, y no fue hasta muchos años después cuando se valoró como alimento

Una cosechadora recogiendo patata en un campo de sa Pobla.

La celebración de la Fira Nocturna de la Patata a principios de junio y el concurso de Truita de Patata, en el marco de las fiestas de Santa Margalida y Sant Jaume, por iniciativa del Ajuntament de sa Pobla, ofreciendo una sugerente y variada oferta gastronómica con el tubérculo solanáceo como principal ingrediente, invita a degustar todos y cada uno de los platos elaborados, tradicionalmente unos, y con exquisito ingenio otros. Al mismo tiempo invita a sumergirse en la indagación del papel que ha jugado la patata en la alimentación y sustento del hombre, a lo largo de su milenaria historia de presencia sobre la tierra.

Metidos en el tema, que bien podríamos denominar: la patata en la gastronomía, no dejan de sorprender las muchas y curiosas circunstancias, recelos, dificultades y anécdotas por las que ha tenido que atravesar la patata hasta convertirse en un alimento, hoy tan indispensable y omnipresente en la elaboración de millares de platos, propios de todas las culturas gastronómicas del planeta; platos, que van desde los más sencillos y económicos a los más sofisticados, todos ellos apetitosos.

Son muchas y diversas las historias que se han escrito sobre el origen de esta planta de la familia de las solanáceas y su descubrimiento por parte del hombre, hasta que llegara a considerarse comestible y alimenticio la raiz que produce, su tubérculo. Entre los muchos investigadores e historiadores que se han interesado por el tema existe verdadera coincidencia en considerarla oriunda de de los Andes chilenos y peruanos y que se cultivó de forma organizada hace unos 8.000 años (A.C.) en las áreas montañosas donde no crecía el maíz, que era el principal alimento de los Incas.

Su llegada a España

Dice el gastrónomo , miembro de la Sociedad Gastronómica Fonseca, Jorge Fernández Nogueira, en un fascinante trabajo histórico sobre la patata, que pese a que el explorador Carlos Giménez de Quesada, la descubriera en 1537, la planta no aparece documentada en España hasta el año 1570. Las primeras patatas, procedentes de Perú, llegarían a España hacia 1550 de manos del conquistador sevillano, cronista e historiador del mundo andino, Pedro Cieza de León, que las presentó al rey Carlos I y algunos ejemplares fueron enviados al papa Julio II, como exótica planta ornamental que floreció en los jardines de Roma muchos años antes de que su tubérculo subterráneo fuera considerado comestible.

De España, la planta pasó a Portugal, Italia y Francia, para llegar a las islas británicas en 1586 y en 1610 a Holanda, siempre como planta ornamental, hasta que pronto empezara, con recelo, su tímido consumo entre las clases más pobres, empujados por la hambruna padecida a consecuencia de una epidemia que diezmó a los castaños de Europa, cuando su fruto constituía el alimento básico de la población en aquella época. Pero seguían surgiendo debates por las dudas que se generaban sobre las propiedades alimentarias del tubérculo. Mientras unos le atribuían propiedades medicinales y afrodisíacas, otros la culpaban de ser causante de algunas enfermedades, entre ellas la lepra, basados en la creencia de que las plantas pertenecientes a la familia de las solanáceas, como lo es también el tabaco, tienen componentes venenosos. Ello hizo que durante muchos años, la patata permaneciera apartada de las cocinas y mesas europeas. En lo que, sí, coinciden los investigadores es en el hecho de que fuera el farmacéutico francés Antonio Augusto Parmentier, quien la dio a conocer como comestible en toda Francia como gesto de agradecimiento al sobrevivir, gracias a ella, cuando fue hecho prisionero por los prusianos, afirmando que la patata había salvado de morir de hambre a miles de compañeros de cárcel.

Cuenta Fernández Nogueira en su historia, que en España, las grandes áreas de cultivo de la patata se extendían en las zonas que primero recibieron la visita de las naves que llegaban procedentes del Nuevo Mundo, que fueron Andalucía, Galicia y el País Vasco, las regiones donde aparecen las primeras referencias de plantaciones y variedades de patatas. Entre 1730 y 1735, los monasterios de Galicia obligaban a sus colonos a plantar y consumir la patata para sobrevivir a la hambruna que sobrevino a causa de la epidemia que sufrieron los castaños, cuyo fruto constituía la base de la alimentación de la población gallega.

A pesar de ser unos años de hambre y peste, los labriegos seguían siendo muy reacios al consumo de la patata como alimento, pues se la consideraba causante de la peste y otros males, hasta el punto de denominarla "la raíz del diablo".

Sería, según coinciden varios estudiosos, entre los años 1750 a 1780, cuando la patata se fue abriendo camino en la gastronomía de la época y empezó a tomar presencia en los fogones, cocinada de diferentes formas; cocidas, asadas, o como acompañamiento de otros productos alimentarios, especialmente la carne, hasta convertirse en un ingrediente de suma importancia en la dieta de toda la humanidad.

La tortilla de patata

Volviendo a nuestro país y a las diferentes costumbres de cocinar la patata, fue su preparación en tortilla, una receta genuinamente española, presente en todas las regiones hasta el punto de ser conocida mundialmente como "Tortilla Española", de la que decía Pérez Lugín, que "es uno de los platos más inteligentes de la historia de la cocina mundial", pues, según el escritor madrileño a nadie se le había ocurrido antes juntar y mezclar, sobre una base ligera de grasa (aceite), a las patatas con huevos con el resultado de un exquisito maridaje, no exento de talento a la hora de aplicar, cada cual, su particular toque a tan sencilla receta. La patata, hasta entonces desconocida en nuestra isla como alimento, llegaría a Mallorca para su cultivo, concretamente a las tierras de la Albufera antes de su desecación, a mediados del siglo XIX, procedente de Menorca, donde la habían introducido los ingleses durante su ocupación de la isla, propagándose rápidamente su producción, según se comenta en el libro Sa Pobla. La Gent, el Medi, la Historia, editado por el Ajuntament sa Pobla (noviembre 2003). Y añade que el año 1816 la Capitanía General ofrecía un premio al mejor agricultor de patatas de sa Pobla y Alcúdia con el objetivo de promover su cultivo en la comarca.

Volviendo a sus cualidades alimentarias y a su valor gastronómico, nos remitimos al libro, obra de la periodista y escritora poblera, Margalida Socías, de...sa Pobla, patates (pessic 2o08) que dice que "el color de la patata es muy importante para saber como se ha de cocinar", aclarando que cuando se habla del color se refiere a la pulpa del tubérculo, no al color exterior de la piel. "Hay patatas de diversos colores en su pulpa. Blanca amarilla, roja y hasta de color negro. Igualmente, la piel nos dará una pista de si la patata es novella (tierna en castellano) o si es vella (vieja), de piel más gruesa.

Asimismo nos habla Socías de la composición en nutrientes de la patata diciendo que "nos aporta unas 80 kilocalorías por cada cien gramos, pero también nos aporta proteínas, hidratos de carbono,fibra, calcio, potasio, magnesio, fluor, cobre, ácido fólico; y en menor cantidad: lípidos", añadiendo que comer una patata, con su piel, aporta cerca de la mitad de ingesta de vitamina C. El mencionado libro ofrece un recetario con cuarenta platos (38 salados y 2 dulces) cocinados tradicionalmente en sa Pobla con la patata como ingrediente más o menos importante.

En la Fira Nocturna de la Patata de este año, los seis portales exportadores (mayoristas) que participan en la misma han dado a conocer una muestra de las diferentes variedades de patata que se cultivan en sa Pobla y de las características gastronómicas de cada una. Por su parte, los veinticinco establecimientos de restauración presentes en la feria, ofrecieron ochenta degustaciones diferentes, de la más sencilla a la más creativa.

Hasta aquí el largo y sinuoso, casi legendario, discurrir de la patata en su camino hacia la cocina, hasta convertirse en un ingrediente de tan apreciada presencia y polivalencia en la gastronomía mundial, y a la que, de cada día, el hombre le dedica más imaginación e ingenio culinario.

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