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Un 'campaner' con los refugiados de guerra

Guillem Caldentey Adrover, médico especialista en Cardiología, actualmente trabajando en el Hospital Clínic de Barcelona, atendió voluntariamente varios días en Grecia a las personas que escapan del conflicto sirio

"Es duro pero gratificante. La gente está muy agradecida y contenta por tu ayuda. Se constata un shock cultural y religioso. Diferentes idiomas y costumbres. Resulta increíble poder vivir en esas condiciones, y que no se solucione el problema de una vez por todas. Es muy difícil de entender". Así se expresa Guillem Caldentey Adrover (Campos, 1981), médico especialista en Cardiología que actualmente trabaja en el Hospital Clínic de Barcelona. Del pasado 29 de abril al 6 de este mes de mayo atendió a refugiados de guerra en dos campos de Grecia: Idomeni y Eko.

Viajó para ejercer de voluntario. A su vuelta, entrevistado por Diario de Mallorca, explica que en el campo de refugiados de Idomeni había cerca de 9.000 personas, mientras que en el de Eko, aproximadamente 3.000. La mayoría sirios, pero también afganos, irquíes, kurdos, etc.

Por las mañanas atendía a jóvenes y adultos en Idomeni, con la ONG americana SCM, que disponía de una furgoneta con medicamentos. Por las tardes, 'turno' en Eko, con la ONG inglesa Team Kitrinos, que contaba con dos ambulancias tipo ambulatorio.

A la pregunta de cuál fue la motivación para viajar hasta Grecia, costeándose de su bolsillo los gastos de los vuelos, coche de alquiler, alojamiento en un hotel cercano a los campos de refugiados y la comida, Caldentey explica que la idea surgió a raíz de una enfermera de Urgencias del Hospital Clínic que también quiso contribuir, este mismo año, desplazándose inicialmente a Lesbos y luego a Idomeni. "Ella me contó su experiencia y decidí también ir hacia allá para ayudar en todo lo que pudiese", recuerda. Evidentemente, él también conocía el alcance de la tragedia, no en vano el dramático conflicto bélico está muy presente en los medios de comunicación y redes sociales.

Su misión consistió en atender casos de atención primaria: conjuntivitis, gastroenteritis, fiebres, infecciones respiratorias, otitis... Si era más grave se enviaba a los enfermos o heridos a hospitales próximos. Vio a gente con graves secuelas de guerra: brazos inmóviles, cojos, heridas profundas, etc.

En definitiva, múltiples impactos visuales que anotó detalladamente en su agenda personal y divulgó, en parte, vía Facebook. Barro, peleas, ansiedad, incertidumbre, desesperación, tensión, ocupación de instalaciones ferroviarias, falta de duchas y baños en pésimas condiciones. Mucha precariedad. Tanta que muchos refugiados "que lo han perdido todo, se plantean regresar a su país en guerra al sentirse como animales", advierte, reclamando sentido común a los políticos. ¿Y a la ciudadanía? Solidaridad y humanidad. "Es una situación que puede pasar a otra gente".

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