Sóller fue fiel a su tradición más genuina y un total de 8.000 personas tomaron ayer sus calles para conmemorar la victoria cristiana sobre las tropas sarracenas que saquearon el valle el 11 de mayo de 1561. El simulacro de las batallas entre moros y cristianos fue el cénit de una larga jornada en la que el Firó se volvió a erigir como la fiesta más importante de Sóller, este año declarada Fiesta de Interés Cultural.

La edición de este año estuvo marcada por la introducción de nuevas medidas de seguridad. La más importante, el control férreo del número de participantes y de público que este año quedó limitado a un total de 8.000 personas que, para acceder a la zona de las batallas, debían ir acreditadas con unas pulseras identificativas. Por lo demás, el Firó siguió su esquema tradicional para recordar que 455 años antes Sóller repelió el ataque turco que acabó con victoria de los locales.

En las batallas de ayer se dispararon más de 10.000 cartuchos con un total de 42 escopetas. Pero también se usaron 15 arcabuces y un pequeño número de espingardas, dos tipos de armas de fuego similares a las que se usaron en los hechos históricos, que dispararon cientos de salvas con pólvora negra. Petardos y tracas aseguraron que el Firó es una fiesta ciertamente ruidosa.

Ofrenda floral

La jornada festiva arrancó a primera hora de la mañana con la tradicional ofrenda floral en el Monumento al 11 de Mayo. Tras ello le siguió la misa de campaña que se celebra en Can Tamany que estuvo presidida por autoridades, Valentes Dones y los principales personajes históricos que toman parte en el Firó.

La recreación de los hechos históricos arrancó a primera hora de la tarde tras el toque de campanas. El capità Angelats, encarnado por Bernat Reynés, pronunció la arenga para animar a los payeses a luchar contra los invasores que acababan de desembarcar en Ses Puntes a les órdenes del corsario musulmán Ulutx Alí. El hombre fuerte del temible almirante Dragut había llegado a Sóller comandando más de una veintena de embarcaciones.

Tras la arenga, el Firó se trasladó a la playa de Can Generós. Allí se representó el desembarco de los moros y la primera de las batallas con victoria para los invasores. Este año contó con la novedad de una embarcación de madera en la que a bordo viajaba el jefe sarraceno.

Más tarde, los simulacros se trasladaron en la playa de Can Repic, donde el resultado de la batalla fue idéntico.

Autobuses y tranvías llevaron los participantes hacia Sóller para continuar con el simulacro. El escenario fue el Pont den Barona, el último lugar antes de la gran y apoteósica batalla del Firó que tuvo como escenario la plaza de la Constitución.

La plaza quedó totalmente blindada y en sus nueve calles de acceso se instalaron puntos de control para asegurar que las 4.000 personas del público e igual número de participantes llevaran las pulseras acreditativas. Con este control, a las 20.30 horas comenzó la madre de todas las batallas con el saqueo de la plaza por parte de las tropas sarracenas.

El ruido de disparos y el humo de la pólvora ambientaron los instantes más espectaculares del Firó. Y, tras el saqueo, llegaron las tropas payesas. Comandadas por el Capità Angelats y con apoyo de bandoleros y tropas procedentes de Alaró, Bunyola y Santa Maria, los payeses se enfrentaron con valentía a los invasores hasta que Ulutx Alí tuvo que reconocer desde el balcón consistorial su cruel y sangrienta derrota. Fue el momento de éxtasis del Firó con el que se dio paso al canto de La Balanguera.

Desde el balcón, los personajes históricos y las Valentes Dones entonaron los versos musicados de Joan Alcover con los que el Firó puso el punto y final. Tras ello, las salvas disparadas al aire remataron la fiesta que concluyó de una forma inapelable con el traslado de la imagen religiosa de la Mare de Déu de la Victòria desde la parroquia hasta la iglesia del Hospital.