La cuarta edición del Dijous Gros confirmó ayer la consolidación de este mercado recuperado hace unos años por iniciativa del ayuntamiento de Inca y los comerciantes locales con el fin de dinamizar el comercio en la ciudad. Inca ya cuenta con el Dijous Bo como emblema comercial, pero ha querido recuperar a su hermano gemelo, una feria que tiene sus orígenes en el siglo XIX, cuando la ciudad celebraba el Dijous Bo por partida doble, una en noviembre y otra en mayo.

El Dijous Gros no alcanza la dimensión del Bo, ni en paradas comerciales, ni en actividades, ni en público asistente. Sin embargo, cuatro años después de su recuperación la feria primaveral de Inca ha calado entre los ciudadanos. Ayer, miles de personas salieron a la calle, muchos de ellos turistas que disfrutaron paseando entre los numerosos puestos de venta convencionales y también por el mercado payés que se había instalado en los alrededores del Mercat Cobert. La principal diferencia entre el Dijous Gros y un jueves cualquiera de mercado reside en la duración y en las actividades paralelas que se organizan, entre las que se incluyen talleres de cocina, actuaciones de música infantil o una multitudinaria comida de ´faves´, el producto estrella del evento.

Una de las actividades más interesantes que se llevaron a cabo en el marco del programa ferial fue el taller de elaboración de hierbas dulces mallorquinas a cargo de Dona Vida Balears. Numerosas personas se interesaron a lo largo de la mañana por las recetas de este popular licor isleño, que son múltiples y variadas.

Otro acto que contó con una buena animación popular fue el ´show cooking´ a cargo de Tomeu Torrens, del celler de Ca n´Amer, que mostró en el interior del mercado cubierto los diferentes pasos para elaborar un buen plato de ´faves ofegades´. El cocinero contó en todo momento con una buena audiencia. El alcalde Virgilio Moreno y buena parte de su equipo de gobierno fueron espectadores de excepción.

A la hora de comer, la animación se trasladó hasta la Plaça de l´Aigua, donde se sirvieron unas 500 raciones de ´fava ofegada´ a los comensales. Los cocineros Koldo Royo y Miquel de Can Calent apadrinaron esta comida popular con su buen hacer a los fogones. Los platos se servían a tres euros y los beneficios eran para la asociación de madres y padres de alumnos del centro Joan XXIII.

Por la tarde llegó el momento de los juegos infantiles, actuaciones de ´ball de bot´ y danza, la salida de los ´capgrossos´ de Inca, bailes en línea y talleres de zumba, entre otras actividades.