La feria de Búger, denominada del Jai, resultó ayer deslucida a causa de la lluvia, que no del esfuerzo organizativo. Por primera vez no contó con una exposición ganadera, algo inusual en un municipio tan agrícola como Búger. La alcaldesa, Liniu Siquier, explicó que "se debe eminentemente a los problemas burocráticos que acarrea".

Cabe destacar que las exposiciones ganaderas en la mayoría de ferias se reducen actualmente a un mero atractivo para disfrute de los niños. No hay apenas transacciones pecuarias. La alcaldesa reconoció que "desde la conselleria de Medio Ambiente se exige cada vez más para montar una exposición ganadera y los propietarios que participaban en ella realmente no obtienen beneficio, por ello se ha estimado oportuno suprimirla y buscar una alternativa".

Esa alternativa fue una exposición amplia de motocicletas antiguas y clásicas de la que se encargó Guillem Vicenç. Un total de 32 vehículos pudieron ser admirados por el público asistente en los alrededores de la iglesia. Cabe destacar la presencia de una Guzzi de 1947, fabricada en Italia, como máquina más antigua de las expuestas.

Espacio

La feria se montó desde el Ayuntamiento hasta la iglesia. Muchos de los expositores decidieron marcharse antes de montar sus paradas a causa de la llovizna matinal. Ésta fastidió el evento hasta el mediodía, pero no evitó el paseo, aunque fuera bajo paraguas de los vecinos del municipio.

En mitad de la calle destacaba una gran sábana blanca que protestaba airadamente por la actitud de los estados europeos ante los refugiados sirios. Fue la agrupación ´es Torrent´ quien la colgó y quien montó un expositor donde recaudaba fondos para ayudar en la colaboración humanitaria en Burquina Faso. Cabe destacar que esta entidad logró recaudar el año pasado 4.000 euros para construir pozos en dicho país.

La exposición de paradas de feria fue eminentemente artesanal. Entre ellas las hubo realmente atractivas, como la de Bernat Colomar y su esposa Apolonia, de Pollença. El ceramista montó un torno en la calle y efectuó demostraciones durante el día de cómo se elaboran las piezas más tradicionales de cerámica y también las más modernas.

Otro de los puestos atractivos fue el de Salvador Piña que demostró cómo se pasta, a mano, la tradicional sobrassada mallorquina. La elaboración de cencerros y cucharas de madera también tuvo su estand en la feria.