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Entrevista

Tomàs Martínez: "La facilidad como ´glosador´ de Tià de sa Real sorprendía mucho en su época"

"Se supone que era un hombre religioso, aunque también que fue requerido dos veces por la Inquisición"

Tià nació con el Decret de Nova planta y murió como Cervantes.

Quizás sea la figura más emblemática de la cultura popular mallorquina y el primer ‘glosador’ reconocido como tal. Campesino listo y hasta personaje de Rondalla, el hombre y el mito se entremezclan. El ‘llorencí’ Tomàs Martínez presenta hoy a las 20 horas en el Espai 36 y el martes a la misma hora en la Institució Alcover de Manacor, un acercamiento a este “hombre excepcional”.

-¿Cómo se interesó por la figura de Tià de sa Real?

-De pequeño el personaje ya me llamaba mucho la atención. Mossèn Alcover lo incorporó a sus Rondalles, dotándole además de una especie de poderes mágicos o del valor, por ejemplo, para enfrentarse con los responsables de las possessions o con el mismo clero. Ese carácter contestatario lo hacía atractivo, y más en tiempos de mi infancia. Y además era glosador...

-¿Por qué cree que Alcover le incorporó como personaje?

-Porque su bisabuelo conoció a Tià, ya que era amo de la possessió de Son Suau, situada entre Manacor y Porto Cristo. Así que creo que a Alcover las andanzas de aquel campesino tan listo le debieron llegar directamente de su familia. Debió de ser un hombre excepcional.

-Pero acláreme esto... ¿qué hay de real y qué de mito en Tià de sa Real?

-Está claro que en 2015 se cumplieron 300 años de su nacimiento como Sebastià Gelabert, en 1715, en el municipio de Petra. También que pronto su familia se trasladó a la finca de sa Real, en lo que era Manacor y hoy en día es Sant Llorenç. Siempre fue pobre, aunque se casara con una mujer de estrato superior, sabía trabajar muy bien el campo y nunca salió de Mallorca. Que fue el primer glosador documentado, pese a que casi seguro que no sabía leer ni escribir y que tal día como hoy [por ayer, como Cervantes] de 1768, falleció. Todo lo demás es extraordinariamente difícil de documentar, por lo que las afirmaciones no pueden ser rotundas.

-Pero si no ha llegado ningún manuscrito porque se supone que no sabía escribir, ¿cómo han podido llegar a nosotros su obras de teatro, cartas, ‘gloses’ o entremeses?

-Porque tenía una memoria prodigiosa y debió dictarlas a alguien que sí sabía. De hecho en los textos que nos han llegado hay ciertos ‘valencianismos’ y palabras que un mallorquín de su condición y época nunca hubiera utilizado, aunque la rima sea buena.

-¿La magia que le confieren las Rondalles viene de la ‘glosa’?

-Eso creo. Tenga en cuenta que quizás sea el mejor glosador que ha habido y un referente de la cultura popular mallorquina. Esa facilidad repentista para la contestación rápida e improvisada debía sorprender mucho en aquella época. Hay constancia de que siempre salía ganador de los combats y de ahí que Mossèn Alcover le defina después como un mago. Eso sí, un mago bueno siempre dentro de la doctrina de la Iglesia.

-¿Tià era un hombre religioso?

-Se supone que sí, aunque también se supone que fue solicitado dos veces por la Santa Inquisición. Pero una vez más no hay documentos que lo demuestren ni el supuesto nombre del inquisidor figura en el listado oficial de aquellos años.

-¿Ha podido saber algo de su imagen?, ¿existe alguna descripción física?

-Tampoco sabemos si era alto o bajo o llevaba el pelo largo o corto. Evidentemente no hay fotografías porque no existía ningún retrato porque no debía podérselo permitir.

-Pero se casó con una mujer acomodada

-Que pasó a ser pobre... si bien es sabido que el padrino de su primer hijo fue el Batle Reial de Manacor.

-Una historia interesante

-La verdad es que he disfrutado mucho investigando y redactando este libro. Aunque de lo que dejo mejor constancia es de su obra. De lo demás mi intención es solamente dejar constancia de los datos fehaciente por si después de mi alguien quiere continuar estudiando a Sebastià Gelabert.

-¿No habrá una segunda parte?

-De momento no, aunque puede ser que un futuro...[risas].

-¿Prefiere el hombre o el mito?

-Los mitos son necesarios. Los pueblos que no tienen sus leyendas mal van. En la libreta manuscrita de Antoni Maria Alcover está la mejor descripción de Tià de sa Real y con ella me quedo: “Era una casta d’homo que com ell només en neix un de cada cent, i quasi mai sura”.

-¿Cuál es su mejor obra?

-Volvemos a lo mismo. Con certeza y que esté firmada, sabemos que es el autor de una serie de descripciones del campo entre los años 1744 y 1750. Después tenemos obras teatrales, muchas de ellas sobre vida de santos como sant Antoni, santa Bàrbara o sant Sebastià.

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