"He crecido en el quiosco de helados, todo esto es muy triste". Sílvia Valls, una de las cuatro ramas que componen la propiedad de Helados Valls, en el Port de Pollença, resume de esta forma la situación actual que vive la empresa, que ha recibido un requerimiento del Ayuntamiento para que cierre sus puertas porque la institución quiere iniciar un proceso de licitación que los propietarios del conocido chiringuito no acaban de entender después de más de cincuenta años de actividad comercial en el Moll.

Los propietarios de la pequeña tienda de helados, que hace un año abrieron un local a pocos metros del chiringuito para comercializar los helados que ellos mismos elaboran, han iniciado una campaña de recogida de firmas para sondear el apoyo popular ante la posibilidad de que el pequeño negocio desaparezca. Ayer habían conseguido más de 3.500 apoyos en internet y más de 500 firmas presenciales. "El pueblo se ha portado muy bien y esto me emociona", apunta la copropietaria del negocio, que no quiere hablar de conceptos legales porque "todo está en manos de los abogados". No saben qué pasará a partir de ahora, pero tienen claro que si se convoca un concurso público para readjudicar el chiringuito de helados, ubicado en zona de dominio público, se presentarán para seguir regentando el negocio. "Mi abuelo era vendedor ambulante de helados y abrió el chiringuito en los años 60, queremos continuar con la tradición", apunta Sílvia Valls.

La versión municipal

Ayer, el ayuntamiento de Pollença explicó que en la anterior legisltaura se aprobó una autorización extraordinaria e improrrogable para el chiringuito que finalizó el 31 de diciembre de 2015. "En el mismo acuerdo se preveía la licitación del punto de venta de helados para el siguiente ejercicio, a partir de 2016", señala la nota municipal, que añade que "es una obligación legal que los quioscos fijos ubicados en dominio público se liciten y se adjudiquen con un concurso público y abierto". De lo contrario, se incurriría en "prevaricación administrativa por parte de la autoridad".

El Consistorio pollencí sostiene que el quiosco de helados revertió a la institución municipal el uno de enero. Asegura que la propiedad de Helados Valls aceptó esta circunstancia y "eran conocedores" de que no podían abrir en 2016 sin la pertinente autorización. Al parecer, el Ayuntamiento notificó que la apertura del negocio "vulneraba la legislación vigente y que la explotación debía cerrarse hasta que no terminase el proceso de concurso público". La institución asegura que la actividad seguirá abierta al público, pero reitera la obligación de convocar el concurso.

Los propietarios de Helados Valls admitieron ayer que optaron por abrir como siempre habían hecho y aseguraron que la notificación municipal llegó el pasado jueves.

Por otra parte, el negocio ubicado delante del quiosco de helados ha requerido en diversas ocasiones que el chiringuito invade su propio espacio de terraza.