La feria de Sant Francesc de Muro de este año contó con una temperatura espléndida tras dos días previos inciertos. Así el recinto ferial resultó concurrido, aunque se notaron ausencias de puestos, probablemente debido a la coincidencia de muchos actos festivos en diferentes municipios.

El claustro del Convent albergaba una de las exposiciones más interesantes del certamen. Artesanos de diferentes profesiones exponían, tanto en el pasillo del claustro como en las salas del recinto, unos productos de gran calidad. Las hondas de Diego Camuñas, de Campanet; los jabones de Magdalena Moñino, de Palma, o las joyas de papel de Joana Guilabert, de Calvià, y otros muchos productos se expusieron junto a una interesante muestra de maquetas de máquinas antiguas de Tomeu Bauzà, de Inca.

El inicio de la calle Santa Anna estuvo repleto de floristas dando un magnífico toque de color.

La exposición ganadera, como es habitual, llenó por completo el paseo de Santa Catalina Thomas para hacer las delicias de los más pequeños.