Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Lloseta

Un Via Crucis de gran realismo

Las catorce estaciones vivientes sobre la Pasión de Jesús destacan por su plasticidad

Las catorce estaciones del Via Crucis destacan por su gran realismo. M. V. C.

La Semana Santa de 1992, hace 25 años, tuvo dos novedades importantes en Lloseta: la procesión del Silencio desde la ermita de Cocó el miércoles de Semana Santa y el Via Crucis viviente escenificado por los rincones y calles de la localidad en la víspera del día de Ramos.

Fue labor del párroco de aquel entonces, Rafael Horrach, que junto con el Moviment Juvenil Parroquial fundaron también una emisora de radio denominada Almadrà-Radio. De todos estos elementos solamente perduran dos: la procesión del Silencio y el Via Crucis.

La primera de ellas tiene también su historia. Un millar de personas desfilaron en su primera edición. Después de oir el sermón del silencio en la ermita se inicia la procesión hacia la parroquia en absoluto silencio, sin imágenes y sin cantos, solamente una cruz de madera que abre el desfile. Al cumplirse también los 25 años de existencia se debe recordar la popularidad que obtuvo en el año 2011, cuando fue adelantada un día la procesión debido a la final de la Copa del Rey entre el Real Madrid y el Barça del miércoles día 20. Del hecho se hicieron eco numerosos medios de comunicación isleños y peninsulares.

Especial relieve ha tenido este año el Via Crucis al cumplirse los 25 años de su creación. A este evento religioso quiso participar el sábado el obispo de Mallorca, Javier Salinas, que ofició la misa después del pregón pronunciado por la joven Maria Eugenia Coll. Seguidamente se inició el Via Crucis, que incluye catorce estaciones realizadas por distintos grupos de vecinos y de asociaciones (Esplai, Catequistas, Estel del Cocó y Ni Verd Ni Madur) y cofradías (Jesús Resucitado, La Verónica, Santiago, La Dolorosa, Mare de Déu de Lloseta y Jesús Obrero).

El itinerario de este año se ha modificado debido al deterioro de los jardines de Ayamans, en los cuales se ha prohibido realizar actos públicos. Hace unos cuantos años, la mitad de estaciones se realizaban en este espacio singular. La edición de este año ha sido un tanto improvisada pero no por ello menos brillante. Los organizadores no descartan nuevos itinerarios en próximas ediciones.

Hay que destacar las numerosas personas que siguen el Via Crucis y que proceden de otras localidades. Las calles por donde desfila el cortejo se encuentran sin vehículos aparcados gracias a la labor anticipada de la Policía Local.

Punto y aparte se merece la plasticidad y el realismo de los elementos que participan en el Via Crucis y que en algunos casos se merecen el calificativo de obras de arte. Como curiosidad cabe señalar el trabajo que realizan las personas que interpretan las figuras de Jesús y de los soldados romanos que participan en varias estaciones, teniéndose que colocar en la segunda estación venidera.

Compartir el artículo

stats