La actual imagen de Santa Magdalena, una talla esculpida en 1993 a instancias del fallecido canónigo inquense Pere Joan Llabrés, será sustituida por la imagen que presidía el retablo de la ermita del Puig d'Inca desde principios del siglo XX.

La talla actual es de mayor calidad que la que ha sido restaurada, pero no concita la misma devoción por parte de los inquenses. Antoni Vadell, párroco de Inca, manifiesta que "a fin de cuentas el objetivo de una imagen es despertar la devoción y si los feligreses prefieren la talla antigua no hay por que ir contra sus deseos".

La imagen restaurada fue retirada en la referida reforma de 1993. Primero se almacenó en la propia ermita y posteriormente se trasladó a una propiedad de la parroquia, Can Domingo, donde se expuso en un primitivo museo parroquial. Finalmente fue trasladada a la buhardilla de la rectoría, donde ha permanecido hasta este año.

El párroco escuchó las opiniones de los grupos relacionados con la ermita de Santa Magdalena y decidió restaurarla. Tras un estudio por parte del taller del obispado se elaboró un presupuesto de unos 2.500 euros. La parroquia abrió una suscripción popular para hacer frente al coste, del que ya se ha recaudado la mitad.

Valor

Cuando fue retirada se habló de que era una talla sin valor, elaborada con tela encolada. No obstante, los restauradores del obispado han emitido un informe contrario a ese rumor. Se trata, pues de una talla de madera policromada, en la que los pliegues de la túnica se elaboraron con tela y yeso. El párroco consideró que el informe era lo suficientemente contundente como para acometer la restauración.

Finalmente, y tras finalizar los trabajos, se encuentra expuesta en la parroquia de Santa Maria la Mayor. El próximo día 3 de abril, cuando se celebrará el tradicional pancaritat, será devuelta a la ermita. Será subida al Puig con un carruaje de caballos.