Un año más, Pòrtol celebró ayer el entierro de la sardina. Con la de ayer, ya son 23 las ediciones de este evento que simboliza el final del Carnaval y el inicio del recogimiento religioso.

Este año, la principal novedad ha sido el cambio en la confección de la sardina, y también en la organización del acto. Hasta la fecha había sido el club de la Tercera Edad Es Turó el colectivo que había llevado el peso específico del acto, aunque en las dos últimas ediciones ya contaron con la ayuda de los jóvenes del Espai Jove de Pòrtol, que ya han cogido el relevo de la organización junto a otros espacios juveniles del municipio y el AEG Soca-Arrel de Pòrtol. Los jóvenes contaron en todo momento con la ayuda de los veteranos que iniciaron la tradición.

A pesar del fuerte viento que soplaba ayer en la isla, la comitiva fúnebre salió del local social del club Es Turó acompañada por la banda de música de Marratxí, que como en años anteriores iba interpretando piezas acordes con el luto.

La sardina era portada por cuatro jóvenes. Detrás iban el cura y los monaguillos, que abrían la comitiva de los enlutados, encabezados por las autoridades locales y las clásicas plañideras que, de riguroso luto, no pararon de llorar durante todo el recorrido.

Este año había más gente esperando el paso de la comitiva que en la anterior edición. Una vez que había pasado la marcha, los espectadores se unían a la procesión fúnebre para acompañar a la difunta sardina por la ruta por las calles de Pòrtol hasta llegar a la plaza de Can Flor, donde sería incinerada la pobre sardina.

Una vez en la plaza y después de los parlamentos de rigor, el alcalde autorizó la incineración de la sardina. Después de dar tres vueltas alrededor de la pira funeraria, al toque de silencio los porteadores echaron el pescado al fuego ante la alegría del numeroso público que se había concentrado en la plaza.

Este año se asaron un total de 68 kilos de sardinas que se distribuyeron de manera gratuita entre todos los asistentes mientras continuaba la incineración de la sardina en el gran 'fogueró' que había en el centro de la plaza de Can Flor.

El Consistorio puso un autocar a disposición de los clubes dela tercera edad del municipio.