Sus saberes fueron tan vastos como escaso su recuerdo. Joan Baptista Binimelis Garcia (Manacor, 1539-Palma, 1616) quedará eclipsado por el Any Llull, por los fastos hacia el magnífico filósofo y los beneplácitos oficiales a su figura. Eso es así. Pero también lo es que el pasado 12 de enero se cumplieron 400 años de su muerte; o sea, igual que Shakespeare, igual que Miguel de Cervantes, pero con menos boato. Quizás sean los beneficios del autor maldito, quizás las consecuencias de una vida múltiple y renacentista, de acusaciones, Inquisición, cartas astrales y algo de misoginia.
Binimelis fue de todo y en todo (para bien en la mayoría de casos) destacó: fue médico, historiador, escritor, sacerdote, matemático, geógrafo, cartógrafo o astrónomo. No se sabe si vino al mundo en 1538 o 1539, pero eso es lo de menos. Hijo de una familia modesta de agricultores de Manacor, con veintiún años marchó a la prestigiosa Universitat de València para cursar estudios de bachillerato en Medicina. Allí conoce a célebres anatomistas o matemáticos y entra en contacto con los círculos intelectuales y humanistas de la ciudad.
Tras seis años de carrera y dos de prácticas regresa a la isla. Una vez allí y en vistas del poco éxito económico de su nueva profesión se lanza a la fe como salvoconducto de vida. Marcha a Roma donde en 1571 acaba sus estudios de Teología y es ordenado sacerdote. Un tiempo feliz que parece ser que le reportó el beneplácito del nuevo obispo de Mallorca, Joan Vic i Manrique de Lara, quien le acogió como mecenas y supo valorar sus saberes y ética de trabajo. Se cree que fue él quien intercedió ante el Jurat de la Ciutat i Regne de Mallorca para que le fuera encargada lo que sería la primera Historia de las islas desde la conquista catalana hasta sus tiempos. Pero ni eso le reportó el ansiado reconocimiento.
La planteó como una obra magna, en siete libros manuscritos en catalán, desde la propia Creación del Universo hasta el reinado de Felipe III. Tan dura que los episodios bíblicos y mitológicos se entrelazan con la realidad hasta una mezcolanza difícil de digerir por sus promotores. Pero ahí radica precisamente su modernidad. Recorrió cada municipio para explicar las Germanies y dibujó, por primera vez y recorriendo concienzudamente la costa y el interior, los planos de diecisiete pueblos de Mallorca. Pero eso tampoco fue suficiente. Entre 1597 y 1601 tradujo su propio compendio al castellano para ver si con esas convencería al Jurat de la necesidad de imprimir su creación, de expandir su conocimiento y entrar él mismo en la Historia. Hasta 1927 no fue pasada por la imprenta en castellano y en una edición mutilada.
Pero, ¿Por qué la Història General del Regne de Mallorca fue ignorada?. El profesor del departamento de Filología Catalana de la Universitat de Barcelona, Antoni Moll, alude en un estudio sobre el manacorí a dos posibles causas: o que no le gustara al Jurat por considerarla falta de rigor, por estar escrita en legua 'peregrina' o bien porque en esos momentos la economía de la administración mallorquina pasara por una crisis económica... ¿O quizá fuera otra cosa?. De nuevo la mala fama que le oculta le persiguió en aquellos años.
Problemas con la Inquisición
En 1604 cuatro monjas del convento de Santa Clara de Palma le acusaron de tener un comportamiento impropio cuando Binimelis las estaba confesando. Con 65 años de edad fue llevado ante la Santa Inquisición para que pudiera dar su versión de los hechos. El proceso fue descubierto por el historiador Llorenç Pérez en 1978. En un principio Joan Baptista se declaró inocente y explicó que, puesto que las religiosas estaban enfermas, tuvo que auscultarlas para poderlas curar, lo que las monjas debieron malinterpretar.
Tras remordimientos o quién sabe qué presiones, debió admitir su culpa. Al menos eso es lo que se deriva de la sentencia, que pese a que no se ceba con él, sí que le condena a un año de reclusión, a pagar 25 ducados y le prohibe confesar tanto a hombres como a mujeres a perpetuidad o a celebrar misa durante medio año. Este episodio marcó su vida posterior, acentuó su desprestigio y rebajó su relevancia social.
Ahí precisamente fue cuando, a través de la documentación manuscrita del proceso, se detalla que el natural de la villa de Manacor, y no de Pollença como hasta entonces siempre se había creído. Su calle en Manacor recuerda que su desprestigio sigue vigente, pese a que su cuadro como hijo ilustre cuelga de la sala de plenos desde 1988: una vía de apenas 50 metros, oscura, con pocos portales y entrada del aparcamiento de un conocido supermercado.
De polémica en polémica. De vitiis mulierum (sobre los vicios de la mujeres), fue un tratado antifeminista, en el que a través de diversos textos y frases de autores clásicos y de la propia Biblia, Binimelis intentó desprestigiar a las mujeres incrementando su imagen de debilidad física y moral. Redescubierto por el investigador Gabriel Ensenyat, esta parte de un manuscrito más amplio escrito en latín ya en el siglo XVII, fue traducido al catalán y publicado hace poco por Lleonard Muntaner. Desde Homero a Diodoro Sículo, desde Aristóteles a Galeno, el libro es una larga lista de testimonios sobre la maldad de las mujeres y cada uno de sus vicios. No se sabe a ciencia cierta si fue escrito por el posible rencor de la condena, o se trata de una de sus primeras obras tras sus estudios de Medicina.
La descripción de Mallorca
Tal vez sea la vertiente geográfica de Binimelis la más reconocida. No en vano su minuciosidad y su labor cartográfica sobre el terreno hacen de Descripció particular de l'illa de Mallorca e viles (el quinto libro de sus Història) un profuso trabajo de campo, con mucha información aportada por primera vez y unos mapas no superados hasta la aparición de los del cardenal Despuig en 1784. Hace casi dos años, en 2014, la Universitat de València publicó una transcripción de Juli Moll, con la voluntad de completar el resto de volúmenes de la gran obra de Binimelis en catalán en un futuro próximo.
En su Descripció incluye una serie de informaciones fijas de cada municipio, detallando su posición respecto a los vecinos y su topografía, indicando además la extensión del término o la antigüedad (si es una de las seis villas existentes cuando llegó Jaume I o una de las once creadas por las Ordenacions de Jaume II en 1300) o el origen de algunos topónimos.
Además, sus conocimientos matemáticos y la utilización de instrumentos como el astrolabio, anullos o radios estronómicos, le ayudaron en su mapa sin precedentes de la costa mallorquina. Calculaba las distancias con precisión y sobre las montañas de sa Calobra, el Teix, el Puig Major o Massanella, medía con las nubes los pasos. Se sabe que también elaboró los mapas de las islas de Cabrera y Menorca. Y otro con todas las calles de Ciutat, el cual está desaparecido, aunque pudo servir de inspiración a Antoni Garau para confeccionar el suyo en 1644.
Como astrónomo realizó una serie de calendarios indicando efemérides y festividades para la diócesis de Mallorca. Previó los eclipses de luna de 1592 y de sol de 1593, visible parcialmente desde la isla. En su testamento se inventariaron dos telescopios. Entre sus manuscritos encontramos tres cartas astrales: una correspondiente al infante Fernando, hijo de Felipe II, otra al cardenal romano Jerónimo Austriaco de Correggio, y la última y más curiosa de todas, la que hizo de Jesucristo, algo condenado expresamente por la Iglesia como una herejía.
Precisamente este próximo sábado el Museu d'Història de Manacor organiza una exposición titulada Joan Binimelis. Un manacorí del Renaixement (1539-1616), comisariada por el gran experto en su figura Miquel Àngel Escanelles, en la que puede conocerse de forma más detallada su vida y obra, incluyendo un calendario de conferencias y visitas guiadas.
