Un 13 de enero de 2006, el entonces dimoni gros de Son Servera iniciaba un emotivo acto santantonier, denominado el canvi de murta de Can Joan Siulo, junto con un reducido grupo de vecinos. Ayer, diez años después y a la misma hora, las 19 horas, se repetía por el canvi de murta, en un acto que con el paso del tiempo ha ganado muchos adeptos y que esta edición de 2016 se ha caracterizado por su décimo cumpleaños, celebrado con una tarta hecha a base de pequeños dimonis de chuchería.

Joan Llull, Siulo, el promotor de este singular evento junto con su familia estuvieron arropados por representantes de las obrerías de Sant Antoni de los pueblos vecinos y por una devota multitud santantoniera que vibró y bailó al ritmo de la melodía que interpretaba la Banda de Música. Al tiempo que se dejaba oír en el instante en que Aina, la madona de la casa del número 76 de la calle Major, cambiaba el ramito de murta del Sant Antoni que se encuentra en la fachada de la casa.

Momento emotivo resultó la dedicatoria anual, que este año era para un joven colaborador, Jaume Rafalino, que se encuentra hospitalizado y debatiéndose entre la vida y la muerte, después de sufrir un accidente de tráfico.

Durante el acto, cuatro dimonis danzaron junto a Sant Antoni, una pareja danzó la habitual melodía, mientras que otra hacía la versión lenta, característica de este evento. Actualmente la organización dispone de 11 caretas de dimoni y según cuenta Siulo, no parará hasta conseguir las necesarias para vestir un equipo de fútbol con sus reservas, todas forman parte del museo santantonier que ha ido creando la familia con el paso de los años y que este día se expone al público.

La fiesta también contó con un castillo hinchable para deleite de los mas pequeños.