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Pina

"¡Esto es más largo que un mes sin pan!"

Hace mes y medio que Pina se quedó sin horno - Una penitencia más que se suma a la pérdida de comodidades de los últimos años

Pere Josep Bibiloni, tras la barra del Bar Sastre. s. sansó

En realidad el dicho habla de la penitencia que supone un día en ayunas. Pero para el caso es lo mismo... o peor. Pina es una pedanía del municipio de Algaida, situada en el centro de la isla. Tierra de secano, si no son los ciclistas veraniegos, pocos turistas llegan hasta uno de los pueblos más bonitos de la comarca. Hace varios años Pina se quedó sin el único restaurante que tenía. Poco después cerró la sucursal de la Banca March, y sus menos de 500 habitantes se quedaron sin sitio donde depositar sus ahorros cerca. Hace medio año sucumbió la tienda de abastos alternativa a los supermercados, que quedan a varios kilómetros carretera arriba. Para colmo, ya no hay ni pan.

Después de las celebraciones de Sant Cosme y Sant Damià, patrones de la localidad, hace algo más de un mes y medio, problemas personales hicieron que los arrendatarios del único horno de Pina, Can Xiscos, echara el cierre de forma inesperada. Fin a décadas de pan de leña recién hecho, a ensaimadas, cocas o panades. De un día para otro, Pina fue un pueblo sin pan. "Ahora lo traemos de Inca o de Algaida, de donde nos viene mejor", explica Maria Sastre, propietaria junto a su marido de uno de los dos bares que sobreviven. "El horno había cambiado de arrendatarios, pero siempre lo habíamos visto abierto... hasta ahora". Ya no huele a saïm, ni a pimientos asados, ni harina. Solo dos neones sin letrero y una puerta de madera cerrada.

"Es muy extraño no poder ir a comprar el pan y tener que desplazarse hasta Algaida para poder comerlo. Nos estamos quedando sin servicios", lamenta Tomeu de cas Coní, pinero de toda la vida y acostumbrado "a ver como la gente de aquí se tiene que ir a una gran superficie y cargar para toda la semana. Eso si tienes carné".

Pere Josep Bibiloni saca el medio pan que le queda para empezar un pa amb oli acompañado por una copa de vino. Hace 41 años ininterrumpidos que está al frente de Can Sastre, en la plaza de Pina. "Se veía venir; hacía tres meses que el pan estaba hecho en una nave del polígono, ya no era lo mismo.

Pero la esperanza es lo último que se pierde. Hace unos días un descendiente de la familia de Can Ferrando, originaria del pueblo pero emigrada a Llucmajor hace 50 años, se interesó por el local cerrado. "Obrim dia 1 de desembre", reza un cartel en letras rojas colgado de la puerta. ¿Será verdad?. Todo es posible en Pina, donde hace tres años se instaló el primer semáforo (tiene truco, se trata de uno que avisa de la salida de coches en un garaje) y hace algo más de uno abrió una farmacia (de verdad).

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