La marcha nocturna de la víspera del Dijous Bo, que la juventud se ha encaprichado en denominar Dimecres Bo, ha resultado este año mucho más tranquila que los precedentes. Virgilio Moreno, alcalde de la ciudad, lo atribuye a la supresión de algunos actos que se trasladaron a la revetla de Santa Maria la Major. Estas actividades fueron el correfoc y el concierto de música joven.

Lo cierto es que este año se notó mucha más tranquilidad a excepción de ciertos excesos en la ingesta de alcohol o del consumo de estupefacientes. En este aspecto sí cabe destacar varias actuaciones policiales en las que se procedió a intervenir drogas de distintas clases.

En uno de los casos incluso la Policía Local tuvo que efectuar una persecución a pie por las calles de la feria tras intentar huir un menor que fue sorprendido con cocaína.

Cabe destacar también que hubo un aumento de efectivos de seguridad privada, especialmente en la primera línea que separa la zona de marcha de la feria artesanal y payesa; las calles Pau y Jaume Armengol.

El centro estuvo más tranquilo aunque es reseñable que en las zonas limítrofes se produjeron algunos botellones que causaron molestias a los vecinos.

Lo que fue inevitable, como cada año, fue la suciedad. El que los bares no ofrezcan más que vasos de plástico tiene sus ventajas en cuanto a seguridad, pero sus inconvenientes porque luego son abandonados por doquier. Los responsables de los servicios de limpieza, no obstante, se esmeraron en la madrugada de ayer para dejar un centro de la ciudad bastante aceptable.

Las calles Jaume Armengol, Murta y General Luque fueron las que congregaron la marcha juvenil. Los promotores pusieron menos decibelios que otros años pero no defraudaron las expectativas de los jóvenes con ganas de divertirse.

Miguel Ruiz es uno de esos jóvenes que en la noche del Dimecres Bo acudió a Inca desde Palma: "El ambiente es genial. Quizá los precios de los cubatas son un poco altos pero ya se sabe que una feria es una feria", manifestaba. Su compañero Antonio Martínez agregaba que la marcha estaba muy bien organizada y "si la gente que acude se sabe comportar, divertirse sin hacer daño ni ensuciar, los vecinos no suelen protestar".