Varios centenares de personas visitaron ayer Sóller con la finalidad de introducirse en el mundo de un baile genuinamente vintage y americano. No era para menos porque el municipio acogió su primera edición del Swingtast, una feria a caballo entre la música swing y la gastronomía local de otoño. La feria estuvo marcada por el buen tiempo que animó a muchos ciudadanos a acercarse a la plaza de la Constitución donde se montaron numerosos chiringuitos de comida y artesanía. Desde Palma llegaron dos trenes cargados con fans de la música y el baile swing, que animaron la estación y las calles del centro con un pasacalles para poner Sóller al ritmo de la música. Los componentes de la orquesta Glissando se encargaron de animar la jornada. Primero fueron los aficionados al baile swing los que hicieron gala de su destreza con este baile retro. Su vestimenta a juego rememoró la década de los años 20, 30 y 40 de los Estados Unidos, cuna de este estilo musical que derivó del jazz. Y posteriormente fueron muchos los aficionados que se sumaron a la fiesta dando sus primeros pasos en este baile. La feria contó con la colaboración de Mallorca Swing, bajo la organización del ayuntamiento de Sóller, institución que impulsó esta actividad con el fin de abundar en la desestacionalización turística y dinamizar la economía del municipio en la época de menor movimiento de visitantes.