Consell ha celebrado durante esta semana distintos actos, culturales y gastronómicos, que culminaron en la mañana de ayer, con la celebración de la XIX edición de la Fira de Tardor.

El día acompañó y la temperatura, de unos 20 grados, era muy agradable para recorrer los distintos puestos, colocados en varias calles de la localidad.

A las diez de la mañana y en la plaza, el alcalde, Andreu Isern, recibió a las autoridades: El conseller de Educación y el de Medio Ambiente, así como el alcalde de Inca

En la misma plaza hubo la actuación de xeremiers, la batucada y el baile de los caparrots, que fueron seguidos con interés por las autoridades y publico que llenaba la plaza. Seguidamente, la comitiva inició el recorrido por los puestos de la Fira.

Al mismo tiempo que la feria, en la plaza, se instalaron las bodegas. Hubo representación de Santa María y Binissalem, así como de la bodega local Hereus de Can Ribas. Las bodega ofrecían sus vinos para celebrar una nueva edición de la Gastroví, concretamente la quinta edición.

Los restaurantes de la localidad instalaron sus expositores en la plaza, mientras otros lo hacían enfrente de su local, ya que estaban dentro de las calles del recinto ferial y allí ofrecían degustaciones, de platos típicos a precios populares,

Uno de los puestos más visitados era el de las matances solidaries, donde se podía contemplar el procedimiento de unas matanzas populares: el trinchado de la carne; como se cosen las tripas, para posteriormente rellenarlas con la sobrassada o los botifarrons

A medida que avanzaba la mañana, se iba incrementando la asistencia de público, tanto de mismo pueblo como de los vecinos de otras localidades.

Al final de los estands dedicados a la exposición y venta no podían faltar los típicos castillos hinchables y distintos juegos para los mas pequeños.

Los visitantes buscaban entre los distintos expositores algo que fuera de su interés, como alguna pieza de bisutería, las más jóvenes; algún objeto para el hogar, como un cuchillo de una de las cuchillerías del pueblo, o también algún, utensilio de barro, como los de una de las ollerías de Pòrtol, que junto con las típicas ollas, también ofrecía los siurells. No fueron pocos los visitantes que al celebrarse el tradicional rastrillo de los domingos, aprovecharon la visita a la localidad para visitar el mercadillo o viceversa.