La finca de Son Bosc fue escenario de momentos de tensión a finales de 2010 que la propia sentencia del pasado 8 de octubre destaca cuando se refiere a que la construcción del proyecto de golf provocó "importantes tensiones sociales y políticas, conflictos que aparecen reflejados en las diversas actuaciones acometidas por las administraciones contrapuestas".

La promotora del golf llegó a desobedecer la primera orden del Govern de paralizar los trabajos porque afectaban a la zona protegida por la figura de la ZEPA. Un mes después de esta resolución, las máquinas volvieron a entrar a la finca y los agentes ambientales, a quienes ayer el conseller Vidal agradeció su trabajo, tuvieron que levantar una nueva acta de paralización de los trabajos.