El Estatuto de Autonomía de las Islas Baleares, un documento que poco tiene que ver con el teatro Defensora Sollerense, podría convertirse en su salvación y una fuente de recursos para su tan esperada rehabilitación.
El ayuntamiento de Sóller intentará que el Consell de Mallorca incluya una partida para afrontar las obras del teatro a través de un plan que se financia con las denominadas "inversiones estatutarias", unas actuaciones que vienen marcadas por la ley orgánica con la que se aprobó la última reforma del Estatuto de Autonomía de Balears. El alcalde, Jaume Servera, explicó que una parte de estas inversiones estatutarias de años anteriores están pendientes de adjudicarse y por eso su gabinete intenta que el Consell incluya una partida presupuestaria para afrontar la rehabilitación del edificio municipal.
El alcalde aseguró que si el Consell no da una salida a estos fondos podrían acabar por perderse.
Esta cuestión fue tratada en la reunión que esta semana tuvieron el alcalde de Sóller y varios de sus concejales con el presidente del Consell, Miquel Ensenyat.
La rehabilitación del teatro Defensora Sollerense es una vieja reivindicación del consistorio. Precisa de una importante inversión que Sóller no puede afrontar por sí sola. Diversos estudios señalan que son necesarios entre dos y tres millones de euros para afrontar la recuperación de todos los espacios interiores del mayor teatro que existe en Sóller.
El edificio dejó de prestar servicio hace 20 años al no reunir las condiciones mínimas de seguridad. Desde entonces, sucesivos consistorios han intentado afrontar su reforma, un proyecto que hasta la fecha jamás ha fructificado.
Esplendor y decadencia
El teatro fue en el pasado escenario de todo tipo de actos y acontecimientos sociales en Sóller. El edificio fue cedido al ayuntamiento de Sóller en 1998, con el propósito de rehabilitarlo y convertirlo en un auditorio municipal. Pero el proyecto nunca prosperó.
El municipio impulsó la sustitución de la cubierta del edificio dado su grave mal estado que ponía en entredicho toda la construcción. Invirtió cerca de 300.000 euros en la cubierta y hace unos años el Govern habilitó dos aulas que hoy se utilizan como centro de adultos. Pero el grueso del edificio está moribundo. Los viejos telones están ya irrecuperables, algunos carteles están destrozados y las pocas butacas que aún permanecen en la platea son inservibles.
