Alcúdia se convirtió este fin de semana en punto de encuentro de feriantes y visitantes de todos los puntos de la isla, que se acercaron a la localidad costera para no perderse un detalle de la XXVII edición de la feria de octubre. Además de los tradicionales stands con productos variados, este fin de semana los 'alcudiencs' pudieron gozar de un completo programa de actividades, como por ejemplo la XX muestra de comida casera, cuyos beneficios fueron destinados a la asociación 'Un lazo en movimiento' contra el cáncer de mama.

Los niños tuvieron un lugar privilegiado en la feria, pues no fueron pocas las actividades dirigidas a los más pequeños. De hecho, Paco Vicedo, profesor del Conservatorio de música superior de las Islas Baleares, impartió durante todo el fin de semana un taller infantil de percusión, centrado en despertar la curiosidad musical de los niños. Además, el sábado por la tarde tuvo lugar una fiesta infantil, la cual fue complementada por el grupo Street Clown, que fue organizando diferentes juegos infantiles por las calles del municipio. Finalmente, en la Plaza Carles V se dispuso una instalación dirigida especialmente al ocio de los más pequeños.

Las tradiciones y costumbres de la isla se convirtieron en las protagonistas indiscutibles de la feria de este año. Así, la noche del viernes tuvo lugar un combate de glosadores. Además, durante todo el fin de semana los visitantes pudieron detenerse en la Plaza Carles V a tomar un refrigerio y degustar, acompañada por una pequeña tapa, la cerveza artesana elaborada en el municipio.

Contiguo a la muestra de cervezas, en el Passeig de la Mare de Déu de la Victòria se ubicaron toda una serie de stands dedicados a la muestra de empresas locales, que ofrecían productos desde quesos hasta ropa y accesorios. Allí mismo fue ubicado un stand del ayuntamiento de Alcúdia, en el que los ciudadanos podían consultar las inversiones y proyectos previstos en el año 2015.

La artesanía local tuvo un puesto privilegiado en el Passeig Pere Ventayol, donde artesanos de todos los tipos vendieron sus creaciones. Una carpa situada en el lateral de la plaza agrupaba la gastronomía balear.