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Sant Juníper Serra

Entre la ilusión y la modestia franciscana

Con el rector de Petra en Washington, tres son los frailes franciscanos que vivirán la canonización del Pare Serra desde su pueblo natal

El pare Toni es de Callosa (Alicante) y lleva ocho meses en Petra. El mismo tiempo que de manera periódica acude en tren para atender la capilla del hospital de Manacor. Es mediodía. Tras saludar a una vecina, aparca su bicicleta de montaña cerca de la puerta por donde actualmente se entra al convento franciscano de Sant Bernardí. Toca a la puerta sobre la cual cuelgan dos pendones con la cara del, a partir de hoy, ya sant Juníper Serra. "Somos franciscanos menores", explica Fray Joan de Déu (también alicantino de Pedreguer), momentos después de abrir, "vamos vestidos con el hábito marrón y tres nudos" indicando la cuerda que llevan atada a la cintura, "símbolos de pobreza, obediencia y castidad"; "Juníper llevaba uno más, cuatro, porque además era misionero".

Actualmente en Petra viven cuatro franciscanos (el Pare Miquel, rector de Petra y Sant Joan marchó el lunes con la expedición hacia Washington), todos ellos de tierras levantinas, ya que hasta el pasado uno de enero Aragón, València y Balears formaban una sola provincia "y es mejor si saben el idioma".

La sencillez preside sus actos y su forma de actuar. Tanto es así que no han preparado nada especial para conmemorar la canonización de hoy: "La celebración es del pueblo, nosotros lo que haremos será compartirla con ellos, unirnos. Nos desplazaremos a la parroquia para seguir la ceremonia a partir de las diez de la noche, pero prácticamente eso será todo", significa el pare Josep, guardián del convento y nacido en Canals.

La alegría y el pueblo

"Como decirlo... todo esto ha sido un poco como un dolor de cabeza, porque todo ha ido muy rápido, ha sido un mes muy atareado. Pero es evidente que sentimos mucha ilusión y alegría por la canonización", continúa, "por una parte porque el pare Serra es hijo de Petra, y por otra porque fue fraile franciscano como nosotros". Y eso une. Más teniendo en cuenta que desde la desamortización de bienes de la Iglesia en favor del Estado en 1836, y hasta 1969, más de una centuria después, no hubo presencia de frailes en Petra.

En 1607 los franciscanos se establecieron en un municipio que era uno de los mayores de la isla, ya que también incluía Vilafranca y Ariany. En Petra edificaron una pequeña iglesia y varias dependencias conventuales. Fue en 1657 cuando se empezó la iglesia actual, terminada 20 años después. Posteriormente se añadió el claustro, del que la nueva ley de Mendizábal les dejó sólo una pequeña parte. El resto fue privatizado y convertido en viviendas.

Era un claustro de dos pisos, del que todavía hoy quedan vestigios de su silueta en la pared, en un ahora pequeño patio dominado por las plantas y varios arcos de lo que quiso ser una reconstrucción algo libre, impulsada por el Pare Vicedo, años después del retorno franciscano en la década de los setenta. En un extremo, unos periquitos azules intentan llamar la atención dentro de su gran jaula de alambre. A la izquierda se abre una escalera exterior al campanario, a la derecha una puerta que da a una cochera, "donde antes se hallaba la puerta de la entrada principal a las dependencias", señala Fray Joan de Déu. En sus bóvedas, parte de los frescos en que la Iglesia representaba los pecados capitales "cuando la gente apenas sabía leer", añade el pare Toni.

Por su parte, el templo sigue la tradición renacentista, distribuida en una planta basilical de una sola nave con cubierta de bóveda de cañón y capillas laterales, que coinciden con los santos de las misiones juniperianas del Camino Real: San Buenaventura, San Francisco, Santa Clara, San Bernardino, San Diego, además de Nuestra Señora de Los Ángeles.

Un día normal

Nada va a cambiar en la rutina franciscana de hoy. "Nos levantamos pronto para el rezo de las siete, oficio de lectura y Laudes". Después un breviario, distinto dependiendo del día y si cae en un santo señalado o si es tiempo de Adviento o Pascua. Tras ello cada uno marcha a su habitación y desayuna. Sus distintas labores les ocupan hasta las 12,45 horas, cuando toca el rezo de la hora intermedia, más breve que el matutino. A la una se come y a las 18,30, como cada día, toca Rosario y eucaristía.

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