"A Pablo Iglesias le mantendría el pelo largo, pero le haría un cambio estilístico"

-Aunque usted no sea un político, desde luego es un especialista en recortes.

-[Ríe] Sí, más o menos. Abrimos esta peluquería hace cinco o seis años. Antes, estaba con mi padre, que era peluquero también. Estudié en la academia Miguel Griñón de Barcelona. He trabajado en Italia, en Chicago... También imparto cursos de peluquería.

-De Magaluf al Royal Albert Hall de Londres para la ceremonia de entrega de los AIPP Awards. ¿Qué le dicen cuando viaja al extranjero por motivos de trabajo y comenta que viene de Magaluf, que todo el mundo conoce pero no por su estilismo precisamente?

-La verdad es que hay mucha gente que no lo entiende, aunque yo tampoco incido mucho en esto. Mi clientela es gente de aquí de toda la vida.

-¿Es usted uno de los pocos negocios supervivientes en el duro invierno calvianer, uno de los pocos que abre?

-Sí, abro todo el año.

-Aquí, en el Bulevar de Magaluf, debe de estar sólo en estos meses de invierno.

-También está abierta una agencia de viajes, aunque sólo está hasta mediodía. Y, algunos días, también abre un local de comida rápida, creo. Hay días en que, cuando se va la luz, a veces no sé si quedarme por aquí [ríe]. Meses como diciembre son muy potentes para mí. ¡Para navidades todos quieren estar bien!

-¿Usted es de los que cree que algo ha cambiado en Magaluf, que la cosa va a mejor?

-Para los hoteleros puede ser. Pero, para la oferta complementaria, ha ido muy mal. El todo incluido hace mucho año. Y las pool parties [fiestas en piscinas] también. El cliente apenas sale del hotel.

-¿Qué corte de pelo le haría a los políticos?

-Si lo dice por Pablo Iglesias, le cuidaría más la imagen. Llevar siempre el pelo recogido no es sinónimo de limpieza. Le mantendría el pelo largo, eso sí, pero le haría un cambio en el estilismo.

-¿Y a Mariano Rajoy? Sería más complicado, ¿no?

-Esa desconexión entre el tono de la patilla y el de la barba... No lo entiendo mucho.

-Su negocio está en pleno centro de Magaluf, a escasos metros de Punta Ballena. ¿Le vienen también turistas extranjeros?

-Alguno entra, sí.

-¿Y qué le piden? ¿Alguna cosa estrafalaria?

-Suelen pedir todos lo mismo. Lo que ahora se lleva: el tupé, la raya marcada hacia el lado, el degradado. En mis colecciones, el tema del degradado ya no lo uso. En 2013, me presenté al campeonato de España. Presenté un tupé, y ya han pasado años de aquello.

-¿Y cuáles son las claves de la colección masculina que ha presentado a los AIPP Awards?

-Las claves son romper con la hegemonía del corto, con el degradado. Lo que viene ahora son cortes más largos, cortados con navaja, con mucha desconexión.

-¿La barba ha llegado para quedarse?

-Sí, seguro. Da carácter, es muy masculina. Marca más las facciones y le hace a uno más interesante. Si me está preguntando si es una moda pasajera, la respuesta es no. Lo demuestra por ejemplo el auge de las barberías.

-¿Alguna vez le ha llegado a un cliente proponiéndole un corte de pelo que usted no haya querido hacer?

-Sí, claro. Me ha pasado con gente con el pelo largo que ha venido y me ha dicho: "Córtamelo bien corto". En esos casos, suele ser consecuencia de algo muy emocional. Por lo general, decide hacerlo, porque le ha pasado algo. Es gente que acaba de romper con su pareja o que está mal. Gente que necesita un cambio y quiere un cambio de pelo. En esos casos, les digo que se lo piensen y que vuelvan en un par de días.

-¿Le vienen con fotografías y le dicen: "Yo quiero un peinado como éste"?

-Sí, y a veces lo prefiero así. Es lo mejor, porque a veces la gente te pide cosas y hay un problema de comunicación. Él te explica una cosa y el peluquero entiende otra.

-¿Y cuáles son los peinados que le piden más?

-Los hombres piden, sobre todo, futbolistas. Como Sergio Ramos, Piqué o Cristiano Ronaldo.