­Los vecinos de Galilea y Puigpunyent recordaron por cuarto año consecutivo el camino que tuvo que hacer Maria Bordoy hace 79 años, cuando su cuñado Joan Ferrà fue asesinado por los fascistas.

Sola y con tan solo 16 años, Maria recorrió el sendero que une Galilea con Calvià para recoger las pertenencias de su familar, quien había sido ejecutado sin piedad junto a otro galileu, Cristòfol Barceló.

Ambos fueron sepultados sin miramiento en la fosa común de Calvià, a día de hoy escondida bajo los cipreses de un pasillo del campo santo. La caminada empezó en la Plaça de l´Escopidor de Galilea, pasando por lo que fue la antigua Casa del Poble, construida por los vecinos, un edificio que durante la Guerra Civil fue ocupado por los falangistas, quienes se adueñaron del centro social para establecer su cuartel (unos hechos que nada tienen que ver los actuales propietarios). Al llegar al cementerio de Calvià, Biel Ferrà y Alfonso Rodríguez Badal, alcaldes de Puigpunyent y Calvià, respectivamente, descubrieron la placa que el consistorio calvianer ha instalado para rendir homenaje a las víctimas de la Guerra Civil que descansan bajo el cementerio, pendientes de que sean enterradas dignamente.

Presentó el acto Bartomeu Garí, historiador y miembro de la Associació Memòria Històrica, mientras que la soprano Maia Planas puso el toque musical a este emotivo acto, que contó con la asistencia de más de 200 personas.