En la calle de Sant Pere, en el Port d'Alcúdia, justo detrás de la primera línea de mar, del bullicio, de los bares, cafeterías y restaurantes, justo en la zona donde se erigen edificios de viviendas, muchas de ellas ocupadas por trabajadores de esos mencionados establecimientos, existe una plazoleta cuyo centro es un edificio sencillo y cuadrado. Reconocible en cualquier ciudad, porque esconde un transformador eléctrico. Sin embargo, alguien o algunos decidieron que una construcción tan banal, tan funcional y con tan pocas concesiones al arte era un hermoso lienzo para dar rienda suelta a su imaginación. Ahora, lo que eran paredes grises son explosiones de color. Vea la fotografía.
El concierto que deben soportar los vecinos
En la Avenida de Lluc, en Inca, y a la altura del horno de Can Lluís, se dejaron un remiendo del firme un tanto irregular, probablemente tras alguna obre en alguna acequia. El problema es que ahora los vecinos deben soportar un concierto metálico cada vez que un camión lo pisa. Incluso uno de los residentes considera que podría ser peligroso para los motoristas.
¡A 50 grados en una finca!
Pep Mates, de s'Avenc (Pòrtol) midió hace unos días la temperatura de uno de sus campos con un termómetro electrónico y le dio 50 grados. Creo que sobran los cometarios
