Miquel Àngel Riera, Jaume Vidal, Salvador Galmés, Rafel Ginard o Antoni Maria Alcover son algunos de los escritores ilustres con los que turistas y vecinos ya pueden pasear mientras escuchan fragmentos de sus obras. Con ellos se pretenden conectar los distintos puntos que conforman la ruta Walking on Words que el Consell ha diseñado para la comarca. Hace tan solo unos días se colocaban los once hitos metálicos con citas y versos frente a enclaves icónicos de Manacor, Porto Cristo, sa Coma, Sant Llorenç, Artà o la Colònia de Sant Pere.

En cada uno de los pilones, numerados bajo el itinerario seis, se encuentra grabado un código QR mediante el cual el usuario es redirigido, a través del teléfono móvil, a la aplicación WoW! Mallorca Literaria (disponible tanto para sistemas Android como para IOS), donde se amplia toda la información contenida en cada una de las cuatro.

Manacor es el municipio que cuenta con un mayor número de tributos literarios. Visitando el claustro de Sant Vicenç Ferrer ya es posible leer y escuchar a Mossèn Alcover en un extracto del I Congrès de la Llengua Catalana de 1906. En la defensiva Torre dels Falcons de Porto Cristo se puede sentir el aroma marinero de la obra de Miquel Àngel Riera Illa Flaubert, publicada en 1990. Del mismo autor, hijo ilustre de la ciudad y propuesto para el premio Nobel de Literatura, son los versos encapsulados en la pequeña columna frente a la iglesia dels Dolors, de su obra de 1974 Biografia.

Gabriel Galmés es quien indaga en la Torre de ses Puntes como centro de exposiciones de una de sus últimas novelas, El rei de la selva, de 1996; mientras que Guillem d'Efak versa sobre la mañana muy cerca de la Torre dels Enagistes, en las afueras de la ciudad, a través de Paisatges. Tampoc el foc, de 1995.

Fuera de la ciudad de las perlas y tras pasar por las Cuevas del Drach de Porto Cristo de la mano de Paul Morand, el camino se bifurca hacia la costa más al norte, donde las palabras paran en la torre de sa Punta de n'Amer, en sa Coma, recorrida por las olas y las palmas de Negrures, la obra que a principios de siglo XX escribiera Salvador Galmés. El mismo que alaba a 'su' Sant Llorenç en los párrafos de Flor de card, de 1911.

Saltando hasta Artà, los cipreses uniformados de ropas fúnebres son los que conducen a La flora de Sant Salvador, del escritor local Rafel Ginard, audiocita ideal para la ascensión al monumento más emblemático de la población, desde donde casi se alcanza la Colònia de Sant Pere, que él mismo reconduce hacia lo que considera el paraíso terrenal.

"Por el centro oiremos delicias, versos de amor y de soledad, de pasión por una lengua ardiente", explica la página web dedicada al proyecto, "saliendo al campo la canción de la tierra, de la vida cotidiana. Viajaremos al fondo de la tierra, subiremos a las colinas, veremos panoramas de la costa de Llevant..."