Sant Llorenç celebró anoche la tradicional y multitudinaria carrera popular nocturna, més sans que un gra d'all, que este año llegaba a su vigésimo segunda edición con más fuerza que nunca. Siguiendo los mismos patrones con los que nació, el agua volvió a ser la protagonista del evento y durante todo el recorrido los corredores fueron refrescados a base de chorros de manguera, cubos de agua o por parte de los incesantes goteos situados a tres metros de alturas, en diferentes partes de un recorrido interior y vistoso, que transcurre por las céntricas calles del pueblo.

La multitud, como es habitual, participó con la típica camiseta conmemoratoria que la organización prepara con mimo para cada edición. En esta ocasión se repartieron unas 3.500, puestas a la venta y ya agotadas poco antes de iniciarse la carrera.

A las once de la noche se dio el pistoletazo de salida a una marea humana en la que participaron gente de todas las edades, desde pequeños subidos en cochecitos empujados por sus padres, hasta abuelos que no se quisieron perder el evento y que poco a poco fueron terminando como buenamente pudieron.

Espuma y Granot

Una vez terminada la carrera, ya alrededor de la medianoche, se realizó en la plaza del ayuntamiento la también típica fiesta de la espuma acompañada de música y ambiente disco, mientras que la madrugada continuó paralelamente con el espectáculo del Rei Granot.